Es difícil establecer cifras fiables de la incidencia de la hiperactividad sexual o adicción al sexo, pero se calcula que afecta a más del 12% de los hombres y a casi el 7% de las mujeres, aproximadamente. Aunque desde la irrupción de las nuevas tecnologías estas cifras siguen en aumento y cada vez a una edad más temprana.

Se considera adicción cuando el comportamiento no está derivado de otros trastornos como la droga o el alcohol y provoca un necesidad exagerada de consumir sexo de forma impulsiva o de tener fantasías que se elaboran y planifican con anterioridad y que, cuando no se cumplen, provocan una alteración en el estado de ánimo con síntomas de ansiedad y estrés. Lo cierto es que este comportamiento sexual compulsivo tiene un grave impacto negativo en el bienestar de las personas a las que afecta.

Labios

En la mayor parte de los países, incluidos los europeos y Estados Unidos, aún no está reconocida como enfermedad, pero ante el auge que se está produciendo con las nuevas tecnologías, sí que se están realizando diversos estudios para analizar si el comportamiento sexual compulsivo tiene algún factor biológico subyacente.

Un nuevo estudio llevado a cabo por diferentes universidades, entre las que se encuentran la de Uppsala en Suecia, la de Zurich en Suiza, el Instituto Karolinska de Estocolmo y la Sechenov First Moscow State Medical University de Rusia han analizado el papel que los mecanismos epigenéticos –la expresión de los genes– pueden tener en un comportamiento hipersexual. 

El estudio

En la investigación, que ha sido publicada en la revista Epigenetics, han participado 60 personas, tanto hombres como mujeres, que manifestaron comportamientos sexuales compulsivos, junto con otros 33 participantes que no los tenían.

Se recogieron muestras sanguíneas y se evalúo el ADN de todos ellos y se encontraron dos regiones específicas con modificaciones particulares que solo estaban presentes en individuos con este tipo de hipersexualidad. Una de estas expresiones del ADN está relacionada con los genes involucrados en la regulación de la oxitocina, también llamada “hormona del amor” que a su vez tiene relación con el comportamiento sexual. Esto podría significar que estas personas producen niveles inusualmente altos de la hormona y, aunque todavía no está confirmado podría abrir la puerta a tratamientos para reducir su presencia en el organismo.

Silueta

Los expertos también compararon estos resultados con muestras de sangre de otros 107 pacientes, 24 de los cuales tenían dependencia del alcohol.  El objetivo era comprobar si existían analogías entre ambos grupos, es decir, si existen expresiones genéticas asociadas a la adicción. Y obtuvieron confirmación de la misma en la misma región de ADN. Es decir, que la hipersexualidad puede asociarse a rasgos de adicción como ocurre con el alcohol, por ejemplo.

El estudio es importante porque es la primera vez que se realiza uno de estas características y se considera un punto de partida para investigar más acerca del tratamiento que deben seguir este tipo de personas que ven cómo su vida está prácticamente alterada debido a la incapacidad de controlar su impulso.