A la hora de perder peso, existen diferentes factores determinantes: qué se come, la cantidad, el ejercicio, el metabolismo de cada persona… Pero una cuestión importante que a veces pasa desapercibida es el momento en el que se come, es decir, el cuándo.

En los últimos meses, se ha hablado mucho del ayuno intermitente y sus beneficios. Consiste en establecer intervalos de tiempo reducidos para las comidas y espacios más amplios de ayuno cada día. Existen de diversos tipos: el llamado 16:8, en el que la persona que lo sigue ha de mantenerse 16 horas en ayunas y comer en las 8 restantes; el de 24 horas, por el que se realiza una sola comida al día, y el de días alternos, en el que se ayuna un día y se come otro.

Desayuno

Un nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, ha arrojado más luz sobre esta cuestión.

El ciclo circadiano de las personas regula cómo se metaboliza la comida que se ingiere, lo que hace que el hecho de quemar grasas o carbohidratos cambie según la hora del día o de la noche. El reloj biológico humano generalmente está programado para quemar grasa mientras se duerme, por lo que saltarse el desayuno o la cena por la noche tiene consecuencias distintas.

La investigación

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores registraron los cambios en el metabolismo de un grupo de personas de mediana edad durante dos sesiones separadas de 56 horas.

En cada sesión, la comida y la cena se realizaron a la misma hora (12:30 y 17:45, respectivamente), pero variaron el horario de una tercera comida al día. Durante la mitad del experimento, esta comida diaria adicional se les facilitó a la hora del desayuno (8:00), mientras que en la otra sesión, se les dio una comida nutricionalmente equivalente por la noche, hacia las diez. La duración del ayuno nocturno fue la misma en ambas opciones, pero varió la hora en la que se administraba.

¿Qué ocurrió con el metabolismo de las personas que participaron en el estudio? Pues a pesar de que los dos experimentos no difirieron en la cantidad o tipo de comida ingerida o en los niveles de actividad de los sujetos y el tiempo diario de disponibilidad de nutrientes, lo cierto es que cuando la comida adicional se facilitó por la noche, los participantes experimentaron una menor pérdida de grasa en comparación con el ensayo en el que se les facilitó la comida adicional por la mañana.

Cena

La investigación demuestra por lo tanto que, para aquellos que quieran seguir el ayuno intermitente con el objetivo de perder grasa, es mejor que la comida que se salten sea la cena en lugar del desayuno.

Porque el momento de las comidas en el ciclo día/noche es un factor más a tener en cuenta y afecta en cómo el cuerpo almacena y quema la grasa.

Los expertos subrayan la importancia de este estudio por sus implicaciones en los hábitos alimenticios y por la gran cantidad de personas que se han adherido en los últimos meses a este tipo de dieta que triunfa en todo el mundo.