Yolanda Díaz es el único ministro del Gobierno que se ha reunido en Bruselas con Carles Puigdemont. El gesto se produjo en septiembre del 2023, con las urnas del 23-J aún calientes y al principio de unas negociaciones que tenían como objetivo conseguir los votos de Junts per Catalunya para reeditar el ejecutivo de coalición del PSOE con el espacio situado a su izquierda. La líder de Sumar era una figura adecuada para engrasar las relaciones con los independentistas: no tiene carné del PSOE, pero como vicepresidenta segunda representa un miembro de alta jerarquía del ejecutivo de Pedro Sánchez. Dos años son los que separan aquella fotografía con la de una Yolanda Díaz, esta semana, pronunciando el discurso más duro de la legislatura por parte del Gobierno contra Junts; a causa del naufragio de su ley estrella: la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales.

Las imágenes de aquel día en el Parlamento Europeo están cargadas de sonrisas. Yolanda Díaz —que en 2021 en pleno debate sobre los indultos también defendía no detener a Puigdemont en caso de retorno— iba acompañada de Jaume Asens, el hombre que hizo posible la cita por su buena relación con el president de la Generalitat en el exilio; actualmente es eurodiputado por Sumar, una formación que en aquellas fechas se adelantó al PSOE en el paso de abogar por una ley de amnistía. Todavía faltaban muchas semanas para que el entonces secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, se fotografiara con Puigdemont en Bruselas; y más para la fotografía de la semana pasada con Salvador Illa en la capital europea.

Desde entonces, las declaraciones de la vicepresidenta segunda del Gobierno sobre Junts han acostumbrado a ir cargadas de cordialidad. Cuando en el Congreso de los Diputados se ha votado una iniciativa que ha hecho coincidir el sentido del voto de Junts per Catalunya, PP y Vox, la líder de Sumar ha acostumbrado a gastar prácticamente toda su munición en disparos hacia las formaciones españolas, sobre todo el partido de Alberto Núñez Feijóo. Y ha presumido, en varias ocasiones, de tener contacto permanente con el president en el exilio. "Estoy hablando con Puigdemont", aseguraba este pasado lunes la vicepresidenta española cuando en una entrevista en La Sexta le preguntaban sobre la reducción de la jornada laboral.

Sumar y el Ministerio de Trabajo, una visión naif de las negociaciones con Junts

Yolanda Díaz pensaba —así lo reconocía su entorno más próximo— que sería sencillo convencer a Carles Puigdemont de votar a favor de la reducción de la jornada laboral. En privado, su círculo trasladaba que los independentistas no podrían evitar avalar la norma porque cuenta con el "consenso social" de la amplia mayoría de la población; así como de sus electores. El entorno de la vicepresidenta segunda presumía, incluso, de tener una excelente relación con el líder de Junts a causa de aquella visita en Bruselas que facilitaría un entendimiento.

Las fuentes del ala socialista del Gobierno consultadas durante meses insistían en que Sumar hacía una mala lectura de las cartas de Junts. Advertían que los independentistas no iban de farol cuando insistían en que el proyecto impulsado por Yolanda Díaz no les convencía. El PSOE ha entendido, después de media legislatura, que el grupo parlamentario de Míriam Nogueras negocia "pieza a pieza". Pero el Ministerio de Trabajo confiaba llegar a un principio de acuerdo con Junts para que retiraran su enmienda a la totalidad a la norma, y entonces poder pactar enmiendas al articulado durante la tramitación parlamentaria.

Junts considera que la aplicación de esta ley no podrá ser asumida por la pequeña y mediana empresa de Catalunya, así como por sus autónomos y el sector agrícola. La formación hace una defensa de la cultura del esfuerzo, de la "generación de riqueza" y de los pequeños negocios que tienen que pagar las nóminas de unos pocos trabajadores. Considera que la reforma del Ministerio de Trabajo "empobrece a la clase media y trabajadora" y lamentan que ellos no están en contra de reducir la jornada, pero que el ejecutivo de PSOE y Sumar "no ha explicado quién lo pagará".

 

La ley descarriló, como ya se preveía. Y Díaz abandonó la cordialidad y rompió su acercamiento durante meses a Puigdemont. El miércoles pronunció, además, el discurso más duro esta legislatura de un ministro contra Junts. Incluyó a los independentistas en el saco de las "tres derechas de nuestro país". "Ustedes no representan al independentismo, sino a los intereses más reaccionarios de la patronal española; aquí hay una lucha de clases en la que ustedes representan al capital y yo represento a las clases trabajadoras catalanas y españolas", lanzó. Al día siguiente, en una entrevista radiofónica, señalaba que ella tiene "límites y principios". Y también desafiaba a los independentistas impulsando un endurecimiento del registro horario que no necesitará pasar por el Congreso de los Diputados.

 

Disonancia estratégica entre Yolanda Díaz y el ala socialista de la Moncloa

La estrategia de Díaz de este miércoles contrasta con la línea seguida por el ala socialista durante esta legislatura, que ha procurado no hacer sangre con Junts cuando los independentistas han tumbado alguna iniciativa en el Congreso. Díaz, de hecho, estaba prácticamente sola durante la intervención en la que disparaba contra Míriam Nogueras; solo acompañada por sus ministros de Sumar y el socialista Félix Bolaños.

Con el fin de evitar el conflicto, algunos ministros del PSOE insisten en privado en que la posición de Junts es más que legítima, porque "la reducción de jornada no figura en su programa electoral". A pesar de todo, el ala socialista sí que reconoce fuera de cámara que también les parece bien que, de vez en cuando, a Junts le caiga alguna bofetada dialéctica. Estas mismas fuentes celebran, de hecho, el desenlace de la reyerta entre Díaz y Nogueras de este miércoles. Al final de su intervención, la independentista le mostró su predisposición a negociar un nuevo texto sobre esta misma medida. "Me encontrará siempre dialogando; empecemos mañana mismo", le respondió después Díaz.