Mariano Rajoy convocó las elecciones del 21-D de forma excepcional, apropiándose de una facultad exclusiva del president de la Generalitat. Y ahora, una vez los catalanes se han expresado en las urnas, también ha convocado de forma excepcional la sesión constitutiva del Parlament: el miércoles 17 de enero. Ya hay fecha, seis días antes del plazo fijado por la ley. Y, con los resultados sobre la mesa, los diferentes partidos se tienen que poner a trabajar. Especialmente los independentistas, que son los que han reeditado la mayoría absoluta, y tienen el reto de "restablecer" las instituciones.

El primer paso es la elección de los miembros de la Mesa del Parlament, el órgano rector de la Cámara, y por lo tanto también del presidente o presidenta del Parlament. Según establece el reglamento, sus miembros son elegidos en la sesión constitutiva. Ciutadans ya ha avisado de que, al ser la primera fuerza, reivindicarán su derecho a tener la presidencia, con la apuesta de José María Espejo-Saavedra, quien ya fue vicepresidente de la Cámara durante la pasada legislatura. Pero el independentismo no tendría que tener problemas para conservar la mayoría que tuvo durante la pasada legislatura (presidencia incluida). De hecho, en toda la historia del Parlament de Catalunya -incluida la II República-, solamente un presidente ha sido de la oposición.

Después de la elección de la Mesa, debe tener lugar el debate de investidura. Como regula la ley de la presidencia de la Generalitat, tiene que ser "dentro de los diez días siguientes a la constitución de la legislatura". Esto quiere decir, como muy tarde, el 1 de febrero. Después de la habitual ronda de contactos, tiene que ser el presidente del Parlament quien proponga un candidato a la presidencia. Numéricamente, el independentismo tampoco tendría que tener problemas para investir a un presidente, siempre y cuando supere las diferencias internas. El problema es la orden de detención que pesa sobre Carles Puigdemont si vuelve de Bélgica. A quien no le saldrían los números es a Inés Arrimadas.

Los escenarios posibles son varios, y dependerán de dos frentes: los encarcelados de Madrid y los exiliados de Bruselas. Si bien todos los diputados electos podrían recoger el acta, no todos podrían estar presentes en el pleno de la Cámara. Serían unos votos que el independentismo perdería, si los afectados no renuncian al acta. En total son ocho votos, entre los tres encarcelados y los cinco exiliados. Entre la semana que viene y la siguiente están citados en el Tribunal Supremo Oriol Junqueras, Joaquim Forn y Jordi Sànchez, que podría reducirlos a cinco si son liberados.

En este contexto, para enfrentar la elección de la Mesa y del president de la Generalitat, se abren varios escenarios, en ninguno de los cuales el "bloque del 155" podría impedir al independentismo tirar adelante, si no es que consiguen sumar los comunes a la contra en un mismo bloque.

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Foto: Sergi Alcàzar

¿Mesa independentista?

El independentismo no debería sufrir para conservar la presidencia del Parlament. Según establece el artículo 44 del reglamento, para su elección, cada diputado debe escribir un solo nombre en la papeleta, y sale elegido quien obtiene la mayoría absoluta. Si ninguno obtiene la mayoría absoluta, se repite la elección entre los dos diputados que hayan obtenido más votos. En caso de que estos dos candidatos empataran, se podría repetir la misma votación hasta cuatro veces. Si persistiera el empate, sería escogido el candidato del grupo con más escaños. La elección del resto de miembros de la Mesa no requieren mayoría absoluta.

Con los números en la mano parece poco probable un empate. Si JuntsXCat y ERC contaran con todos sus escaños (también los que hoy ostentan ocho encarcelados y exiliados), tendrían una mayoría absoluta de 70 con la CUP, contra los 57 de Cs, PSC y PP (65 si se sumaran a los comunes).

En un escenario extremo en que no dispusiera de ninguno de estos votos, el independentismo dispondría de 62 votos. Sólo el voto de los comunes por el candidato de Ciutadans, que ya ha anunciado que optará a la presidencia de la Cámara, permitiría pasar por encima de las candidaturas republicanas.

También hay otras opciones sobre la mesa, como que todos los afectados renunciaran al acta excepto el president Carles Puigdemont y el vicepresident Oriol Junqueras, que permitirían mantener la mayoría absoluta independentista con 68. Podrían renunciar a su condición de diputado los consellers. No es necesario ser parlamentario para ser escogido miembro del Govern, a diferencia de la presidencia de la Generalitat.

Las primeras negociaciones han dibujado una Mesa con renovada mayoría independentista

La Mesa, compuesta de siete miembros, tiene un papel trascendental en la vida parlamentaria, como se ha demostrado esta pasada legislatura, por ejemplo a la hora de decidir admitir a trámite propuestas legislativas. Las primeras negociaciones han dibujado una Mesa con renovada mayoría independentista. Según adelantaba Europa Press esta semana, el reparto sería de dos miembros para Ciudadanos, dos para JuntsXCat, dos para ERC y uno para el PSC. Esta vez quedarían fuera de los comunes, pero aún no hay nada cerrado.

Con la idea de "restablecer todas las instituciones legítimas", JuntsXCat apuesta por mantener a Carme Forcadell en el cargo, pero ni la misma Forcadell tiene claro que quiera ser presidenta de la Cámara. Por su situación judicial, ya le costó mucho dar el paso de presentarse por la lista de ERC. En caso de que no pudiera ser ella, un nombre que suena con fuerza es el del conseller de Justicia, Carles Mundó, que estuvo encarcelado en Estremera hasta el 4 de diciembre.

En todo caso, el independentismo tiene que llegar a un acuerdo sobre esta carpeta antes del 17 de enero, día de la sesión constitutiva del Parlament.

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Foto: EFE

¿President "por Skype"?

Las fuerzas independentistas tampoco tendrían que tener problemas para investir presidente. Como regula la Ley de la presidencia de la Generalitat y del Gobierno, después de que el candidato propuesto presente "ante el pleno" su programa, se produce una votación, que requiere de mayoría absoluta. Si no lo consigue, al cabo de 48 horas se puede someter a un segundo debate y votación, en la que bastaría con una mayoría simple: más 'sí' que 'no'. Deberán sacar la calculadora.

Falta el quién. Después de haber sido la sorpresa electoral, Junts per Catalunya ha hecho valer su posición de "restablecer el Govern legítimo" y, por lo tanto, investir de nuevo a Carles Puigdemont. En este sentido, ha descartado una alternativa a priori más factible, como la del vicepresident Oriol Junqueras, y ha abierto la puerta a la investidura "telemática". Sería necesaria una lectura muy generosa del reglamento del Parlament –o una nueva reforma express de la norma- para que pudiera exponer "ante el pleno" sin estar físicamente presente. En otros supuestos, como las comisiones parlamentarias, el reglamento sí contempla explícitamente las videoconferencias. No es este el caso.

Desde de ERC ya habían planteado durante la campaña la posibilidad de que, ante el complejo escenario de la prisión y el exilio, fuera otra persona quien ostentara la presidencia "ejecutiva" de la Generalitat. Esta misma semana, por parte de varios representantes republicanos como el diputado en el Congreso Gabriel Rufián, han dejado claro que no quieren a un presidente "por Skype" y han pedido "realismo".

La situación podría cambiar radicalmente la semana que viene, el 4 de enero, cuando Oriol Junqueras comparezca ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en una vista que estudiará si le levanta la prisión cautelar. La Fiscalía ya ha anunciado que pedirá que se mantenga la privación de libertad. No obstante, su eventual salida en libertad, como la de varios consellers el pasado 4 de diciembre, cambiaría radicalmente el escenario para el independentismo. Uno semana más tarde, el 11 de enero, están citados el conseller Joaquim Forn, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, los dos primeros diputados electos.

Conversaciones iniciales

Esta semana que se acaba, pasadas las elecciones, se ha retomado la actividad en el Parlament. El miércoles se reunía la Diputación Permanente, que aprobaba presentar un recurso contra la aplicación del artículo 155. Después, en la misma Cámara, en otras salas, empezaban los contactos. Miembros de Junts per Catalunya se encontraban con miembros de la CUP, y ERC convocaba una reunió de todo su nuevo grupo parlamentario, una primera toma de contacto de los nuevos parlamentarios con los más veteranos.

Si Puigdemont no vuelve, ERC jugará la carta de Junqueras, porque es lo que más se parece al "resablecimiento del Govern legítimo"

En las primeras conversaciones ya se han tratado superficialmente algunos aspectos, como el eventual reparto de las conselleries del Govern -sin poner nombres sobre la mesa- o el reparto de la Mesa del Parlament. JuntsXCat tiene la intención de restablecer todas las instituciones tal como estaban antes del 155, como ha reiterado el president en su mensaje de fin de año. ERC resta a la expectativa de si la lista del president, que por sorpresa se ha impuesto a los republicanos el 21-D, puede cumplir sus promesas. Si Puigdemont no regresa, apostarán por la carta apostarán por la carta de Junqueras, porque es lo que más se parece al "restablecimiento del Govern legítimo".

Pasado el fin de año, en los primeros días de 2018, los partidos reanudarán las conversaciones y el grueso de las negociaciones. Parte de las miradas estarán fijadas en Madrid el jueves 4 de enero, cuando comparecerá Junqueras en vista en el Tribunal Supremo. También en Bruselas, ante un eventual regreso de Carles Puigdemont, una de las personas que más se implicará en las negociaciones de la mayoría independentista.

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Foto: EFE

¿Qué hará la CUP?

Hay una última incógnita: la CUP. Ante el efecto Puigdemont, el 21-D los anticapitalistas perdieron seis escaños -pasando de diez a cuatro-, el grupo parlamentario propio y parte de su capacidad de incidencia. Pero dos de sus escaños siguen siendo decisivos para la mayoría absoluta independentista. ERC ya les ha ofrecido un escaño para poder tener grupo propio -y los cuperos lo aceptarán si es así-, para no tener que compartir Grupo Mixto con el PP. Si no fuera así, debería repartirse el tiempo o las comisiones con la formación de Xavier Garcia Albiol, y los independentistas podrían perder la mayoría en la mitad de las comisiones.

La izquierda independentista, sin embargo, ya dejó claro en campaña electoral que sólo implicaría en la gobernabilidad del país -e incluso estaría dispuesta a formar parte del Ejecutivo si fuera necesario- si es para desplegar la República proclamada el 27 de octubre. Para hacer política autonomista, advertían, no podrán contar con ellos. Como la anterior legislatura, la incógnita sigue siendo qué hará la CUP. Entonces forzaron el "paso al lado" a Artur Mas.