Ciutadans ha renunciado a intentar formar una alternativa de gobierno al independentismo, pero sí quiere la presidencia del Parlament de Catalunya. "Ya que hemos ganado las elecciones deberíamos tener la presidencia de la Mesa del Parlament", aseguraba este jueves Carlos Carrizosa, portavoz naranja durante la legislatura pasada. "El Parlament es un órgano que sirve para controlar al gobierno y veríamos lógico que la oposición presida la Mesa", añadía. El nombre pensado, el de José María Espejo-Saavedra, que ya fue vicepresidente de la Mesa anterior.

La realidad, sin embargo, es que sólo en un caso la oposición ha presidido la cámara catalana. Fue en 1995, cuando Jordi Pujol perdió su cómoda mayoría absoluta, pasando de 70 a 60 diputados. Y sólo fue posible con un pacto a última hora entre el resto de fuerzas. A pocas horas de la constitución del Parlament, y después de muchos esfuerzos, el 30 de noviembre de aquel año Joaquim Nadal (PSC), Àngel Colom (ERC), Alejo Vidal-Quadras (PP) y Rafael Ribó (IC-EV) sellaron un acuerdo que impedía que Joan Rigol (CiU) presidiera la Mesa.

En lugar del democristiano Rigol, el nuevo presidente de la cámara fue el socialista Joan Raventós. Fue parte de un acuerdo más amplio que afectó a la composición de la Mesa, pero también a las comisiones parlamentarias, al reglamento del Parlament, a la elección de los senadores autonómicos y al consejo de administración de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (CCRTV). CiU ocupó la primera vicepresidencia y dos secretarías; el PP, la segunda vicepresidencia, y ERC e IC-EV, una secretaría cada uno.

El resto de presidentes del Parlament desde el regreso de la democracia han formado parte o bien del gobierno o bien de la mayoría parlamentaria. También durante la II República, cuando primero Lluís Companys y después Joan Casanovas i Maristany y Josep Irla, los tres de ERC -que disponía una mayoría absoluta de 56 de 85 de escaños-, la presidieron.

Companys

Durante la primera legislatura después del restablecimiento del autogobierno catalán, el presidente fue Heribert Barrera, jefe de filas de ERC, que fue proclamado con 108 votos a favor (todos los grupos menos el PSUC). Aquella legislatura, Jordi Pujol, con 43 escaños, gobernó en minoría con los votos de Centristes de Catalunya-UCD (18) y ERC (14).

Los dos siguientes presidentes de la cámara formaban parte de la fuerza de gobierno, gracias a las mayorías absolutas de CiU en las elecciones de 1984 (con 72 escaños), de 1988 (con 69 escaños) y 1992 (con 70 escaños). Los escogidos por el pujolismo fueron Miquel Coll i Alentorn (1984-1988) y Joaquim Xicoy (1988-1995), los dos de Unió Democràtica. Cuando en 1995 perdió la mayoría absoluta, y a la oposición le dieron los números, fue cuando entró Joan Raventós.

En 1999, y aunque la primera fuerza en votos fue el PSC -pero no en escaños-, fue el democristiano Joan Rigol (1999-2003) quien presidió la Mesa del Parlament. Aquel año, otra vez sin mayoría absoluta, Jordi Pujol fue investido con 68 votos a favor (CiU y PP), 55 en contra (PSC e ICV) y 12 abstenciones (ERC).

Durante los dos gobiernos tripartitos, en los dos casos con CiU como primera fuerza en número de escaños, la presidencia de la cámara también recayó en la coalición gubernamental. El escogido fue Ernest Benach, de Esquerra Republicana, que ocupó el cargo entre los años 2003 y 2010, después de serle renovada la confianza en la segunda legislatura del gobierno de izquierdas.

Con el retorno de CiU al Palau de la Generalitat de la mano de Artur Mas, primero con 62 escaños (2010) y después con 50 escaños (2012), la presidenta fue Núria de Gispert, entonces de Unió Democràtica (hoy de Demòcrates de Catalunya), que ejerció hasta agosto del 2015. Mas fue investido en 2010 con la abstención de los 28 diputados del PSC, y en 2012 con los 21 votos a favor de ERC.

Finalmente, durante la pasada legislatura, Carme Forcadell (Junts pel Sí) fue escogida presidenta del Parlament con la cómoda mayoría absoluta independentista de JxSí y la CUP y de cinco diputados más. En total: 77 votos a favor, 57 en blanco y uno nulo.

Desde Ciutadans ahora reclaman que debe ser la oposición -y ellos como primera fuerza en votos y escaños- quien presida el Parlament para poder fiscalizar la tarea de la mayoría gubernamental. Esto, sin embargo, no es lo habitual, ni en el Parlament ni en las Cortes españolas. El único precedente es el de Joan Raventós. Y entonces los números salían: la oposición sí que tenía los escaños necesarios para hacerlo. A diferencia de ahora