Hoy vuelven los diarios del Trío de la Bencina a mentir, dividir y humillar a la sociedad catalana por la vía de presentar la inmersión lingüística como un obstáculo al crecimiento de los alumnos, un empobrecimiento intelectual por vía de la provincianización y una persecución contra la lengua española dirigida a hacerla desaparecer. En ello se esfuerzan desde hace tiempo, especialmente El Mundo. Esta semana le toca a la escuela Turó del Drac, de Canet de Mar (Maresma), a la que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha impuesto un 25% de clases en castellano en un aula de P5 a instancias de una familia. Madres y padres de la escuela, en un manifiesto, instan al Departament d'Educació a "blindar la inmersión lingüística en las escuelas catalanas". No entienden —les indignan— las razones del TSJC ni de la familia del alumno, que obligan la inmensa mayoría a aceptar una escuela hecha a medida de aquella única familia y de la que el resto no tenía queja. Los tres diarios dicen ahora que el alumno protegido corre riesgo de ser señalado y su familia asediada, etcétera, por el resto de padres, que "boicotean el castellano", exigen hacer pública la identidad de la familia y han proferido "amenazas gravísimas" contra ella, etcétera.

El caso es que estos diarios no han averiguado si eso ocurre. ¿Han visto sus periodistas los mensajes del grupo de whatsapp donde se amenaza? No, porque si no, los publicarían. ¿Han hablado con las otras familias para saber qué? No. ¿Con la dirección de la escuela? Tampoco. ¿Con Educació? No. Han hablado con una parte y suponen o se inventan el resto. Si han hecho el trabajo con los otros protagonistas de este caso, no queda constancia. Eso sí, los identifican como familias amenazadoras y agresivas, directores y maestros desobedientes y rebeldes, y una conselleria parcial y sediciosa. Nada de hablar con todas las bandas, comprobar los hechos, verificar los datos, contextualizar la situación. Esos diarios deciden de antemano qué historia explicarán, en qué tono —mentir, dividir, humillar— y lo hacen, coincida o no con la realidad. Eso tiene consecuencias. Este mismo miércoles, armado con esas mentiras, el presidente del PP, Pablo Casado, decía en Montevideo que la Generalitat "quiere prohibir el castellano". El tertulianato madrileño se escandaliza y clama. También mucha gente de buena fe que se fía.

Ahora imagínate la escandalera si los diarios de Barcelona actuaran así. Les bastaría copiar los textos incendiarios del Trío de la Bencina poniendo "lengua catalana" o "catalán" donde dice "español", "castellano" o "lengua castellana". Por suerte no pasa. Mal que bien, quieren hacer periodismo y no mentir, dividir y humillar.

El Trío de la Bencina ni siquiera intenta ponerse en los zapatos de las familias que se sienten atropelladas por el TSJC e indignadas por los denunciantes. Si informaran de verdad, sus lectores verían de qué pasta están hechas las sentencias y las demandas contra la inmersión. Se supone que jueces y padres quieren asegurarse que los alumnos sean competentes en castellano. Pues ya lo son, gracias al sistema que denuncian y condenan. Lo prueban los exámenes al final de la secundaria obligatoria. Son datos públicos: el curso 2020-21, la puntuación media de los alumnos era de 76,5 puntos sobre 100 en catalán y de 78 en castellano, 1,5 más. La nota media de castellano es la más alta de las materias evaluadas. Es decir, que el sistema educativo catalán proporciona un conocimiento equiparable de ambas lenguas oficiales y equivalente al del resto del Estado. Más hechos. En la práctica, el castellano es la lengua más usada en las aulas en perjuicio del catalán. Es decir, que si la inmersión es un sistema perverso para liquidar el español, no funciona muy bien.

A la vista de estos y otros datos que esconde el Trío de la Bencina, ¿qué tiene de extraño que las otras familias, la inmensa mayoría, piensen que las demandas son un capricho o una manía ideológica de unos pocos de quien nunca se cuestiona la mala fe? ¿Qué tiene de extraño que las otras familias, la inmensa mayoría, y los maestros, piensen que las sentencias del 25% les imponen una escuela que no quieren? ¿Qué tiene de extraño que los maestros y el Departament de Educació piensen que los jueces sustraen abusivamente sus competencias para establecer y aplicar una política educativa avalada por el Parlament que votamos todos? ¿Qué tiene de extraño que piensen que siempre la lengua catalana es la que está bajo sospecha y a la que se cuestionan los derechos? No tiene nada de extraño. Tampoco que se indignen. Pero si lees El Mundo, ABC o La Razón no solo no lo sabrás nunca, sino que intentarán engañarte, excluirte y despreciarte. Como tantos días. Como hoy.

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LV

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