Aunque parecía que la normalidad volvía al Colegio de La Salle de Palma, con menos presión de la ultraderecha sobre la profesora de catalán que había expulsado a unos alumnos que la habían desobedecido, ahora las familias de estos jóvenes piden una disculpa pública de la escuela, que siempre ha dado apoyo a la maestra. Ahora que el conflicto tendría que haber acabado, ya que los chicos solo podían llevar banderas de España a las aulas el día que España jugaba al Mundial, ha sido el turno de sus padres para meter más leña al fuego. Concretamente, piden a la dirección del centro que rectifiquen por escrito y que se reconozca que no hubo ningún enfrentamiento, ataques o burlas por parte de los alumnos a la profesora y a otra compañera. Día 25 de noviembre, cuando estalló todo, el director del colegio decía exactamente el contrario, saliente a defender a la maestra que había pedido a los chicos que guardaran las banderas en un día que la selección española no tenía partido en Qatar. Entonces explicaba que los alumnos de la clase 1.º B de Bachillerato, habían llevado a cabo una "insubordinación premeditada".

¿Qué quieren los padres de los alumnos?

Hace falta tener en cuenta que, precisamente, fueron los padres y las familias de estos chicos quienes empezaron la tormenta mediática sobre el colegio de la Salle. Algunos difundieron información falsa contra esta profesora a través de las redes sociales, hecho que provocó que se empezara a difundir información sobre la vida personal, imágenes de ella con su familia, y sobre su posición ideológica. Ahora, los mismos padres piden que "se repare la imagen que se transmitió de sus hijos y que el centro acepte que actuó de manera precipitada y solo teniendo en cuenta la versión de la docente".

El centro, como el gobierno de las Islas Baleares encabezado por Francina Armengol, siempre ha posicionado al lado de la maestra, que ha llegado a ser amenazada de muerte a través de las redes. Pero los padres quieren que compre su versión y asuma los errores públicamente. Ahora han presentado un escrito ante la escuela y la Conselleria de Educació para forzar el centro a emitir un comunicado en que se "reconozca" que los alumnos tenían permiso para colgar la bandera, aunque aquel no era un día de partido.