Cuando uno no ha hecho los deberes a lo largo del curso, en verano toca recuperar las asignaturas pendientes. Aunque el Departamento de Educación, esta legislatura en manos de ERC, decidió hace unos meses deshacer el plan de la exconsellera Rigau y devolver los exámenes de repesca a junio, para evitar así que los alumnos se tengan que pasar el verano pelándose los codos, al Govern de la Generalitat le tocará este año ir a septiembre. En la carpeta de apuntes, un montón de materias troncales: desde la sentencia del Supremo a los presupuestos. Sin olvidar, claro, la principal, que es la gestión del día a día. Es decir, algo tan básico como gobernar. 

La Diada, primer examen

President y consellers volverán oficialmente de vacaciones el 27 de agosto, que será cuando vuelvan a reunirse por primera vez después de tres semanas de desconexión -siempre relativa-. Quedarán sólo catorce días para la manifestación del Once de Septiembre, que como el año pasado viene marcada por una crisis de unidad interna en las filas del independentismo. Esta vez, sin embargo, todavía más acentuada después de la trinchada que ha supuesto el intenso ciclo electoral de primavera, con elecciones generales, municipales y europeas.

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Foto: Sergi Alcàzar

Varias secciones locales de la ANC han organizado protestas contra dirigentes de Junts per Catalunya y ERC para reprocharles la política de alianzas con el PSC, tanto en los ayuntamientos como en Madrid. La propia presidenta de la entidad, Elisenda Paluzié, ha defendido que la crítica es legítima y ha invitado a los partidos a encajarla. Lo cierto, sin embargo, es que son muchos los diputados, consellers y altos cargos que expresan en privado su malestar por esta situación que han bautizado como "clima antipartidos", una deriva que el propio Puigdemont dice que vería "preocupante" y que ha llevado a dos exconsellers de ERC a anunciar que no asistirán a la manifestación de la Diada. Por primera vez, y ante de la presión de las delegaciones territoriales, la ANC ha optado por no reservar un espacio prioritario a partidos y líderes políticos, que si quieren asistir a la movilización lo tendrán que hacer como un ciudadano más.

Este año la manifestación tendrá el epicentro en la Plaza de Espanya y llevará por lema Objetivo Independencia. Será un clamor por la unidad del independentismo. El Govern ha manifestado su intención de asistir y habrá que ver si tanto el ejecutivo como los organizadores y los asistentes superan el examen.

La reacción a la sentencia

Pasada la Diada, la gran prueba de fuego, sin duda, llegará con las sentencias del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas, un veredicto que muy pocos confían que acabe en absolución, que es lo único que encontrarían aceptable partidos y entidades soberanistas. La previsión es que llegue a mediados de octubre, justo cuando se cumplirán dos años -el 16- del encarcelamiento de los Jordis. Esta semana, la Asamblea y Òmnium han organizado una comparecencia conjunta para lanzar a JxCat y ERC un toque de atención y apelar a la responsabilidad de todos para replegar filas y prepararse para responder.

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Durante el último mes, el president Quim Torra ha organizado una ronda de contactos con los diferentes actores del soberanismo, para palpar opiniones. Los próximos días tocará sacar conclusiones y estudiar y analizar una propuesta que vaya más allá de las protestas que convocarán la ANC y Òmnium. En el seno del Govern hay quien apunta a una convocatoria electoral, una opción que no convence ni a Torra ni a la mayoría de JxCat.

Los presupuestos

En paralelo a la Diada y a la comunicación de la sentencia deberá activarse también la negociación para aprobar los presupuestos. Hace más de un año y medio que el Govern funciona encadenando prórrogas presupuestarias y este sistema ya no da más de sí. Así lo ha explicado el propio conseller de Economía, que ha subrayado la imperiosa necesidad de aprobar por fin unas nuevas cuentas, que serían las primeras de la era Torra.

"La música suena mejor que el año pasado", ha confesado públicamente Pere Aragonès. Y es que tanto el PSC como los Comunes, por boca de sus principales dirigentes, Miquel Iceta y Ada Colau, han tendido la mano al Govern de la Generalitat para negociar las cuentas. El compromiso del Departamento de Economía es presentar los presupuestos de 2020 en octubre.

La investidura de Pedro Sánchez

Por si no fuera suficiente, todavía más asignaturas suspendidas en el expediente. Así como la de los presupuestos parece que está más preparada, la investidura pendiente de Pedro Sánchez vuelve a pintar complicada para el independentismo. En el primer intento, ERC y JxCat fueron por libre, sin coordinarse. Así, mientras los republicanos optaron por la abstención a cambio de nada porque priorizaban un gobierno del PSOE a la amenaza de las tres derechas PP-Cs-VOX, los junteros se decantaron por el veto. Ahora Puigdemont ha instado a unificar criterios. Para que eso pase es necesario que Sánchez también haya hecho antes los deberes con Unidas Podemos y pueda someterse a un nuevo debate de investidura, cosa que ahora mismo no está nada clara.

PSOE Sánchez investidura Congreso EFE
Foto: EFE

Si el PSOE no consigue los apoyos necesarios, España se verá abocada a una nueva repetición electoral prevista para el 10 de noviembre. Un escenario que seguro que no favorece el independentismo, que volvería a competir en las urnas.

Un plan estratégico

Con todo, el trabajo principal del cual dependen todas las asignaturas anteriores lo tendrán que hacer conjuntamente. Los socios de Govern tienen el reto de superar la eterna división interna, como supieron hacer el 1-O, para detectar los puntos donde convergen y así trazar un nuevo plan estratégico. Y aquí las entidades también jugarán un papel clave.

Manifestacio final Judici Proces unidad - Sergi Alcàzar
Foto: Sergi Alcàzar