Una de las noticias de esta semana es la secuenciación de cabello perteneciente a Beethoven. El análisis genético ha sido publicado en una reconocida revista científica, y ha recibido mucho alboroto mediático, pero la verdad es que realmente no dice casi nada de las características de este personaje histórico que lo hacen único y, en cambio, da una serie de datos genéticos sobre características que calificaría moderadamente interesantes (si murió de cirrosis), o relativamente poco relevantes. Como genetista dedicada al diagnóstico de enfermedades raras (minoritario) y rodeada de muchos científicos que estudian características poligénicas o de herencia compleja, me ha parecido poco, y ahora os explicaré el porqué.

¿Qué hace a Beethoven único? Su genio musical, el hecho de que es un compositor privilegiado y rompedor. ¿Qué característica recordamos, que impactó en su vida y su creación musical? La sordera (hipoacusia) progresiva, que se manifestó cuando tenía unos 20 años y que determinó que dejara de ser intérprete para dedicarse de forma obsesiva a su faceta de compositor, en la que, por otra parte, sobresalía. Pues, lo cierto es que este artículo no dice nada sobre mutaciones o variantes en ningún gen o regiones génicas que tengan nada que ver sobre capacidades cognitivas, de oído musical o de la audición, o zonas del cerebro implicadas en procesamiento de lenguaje (cómo lo es el lenguaje musical). Sí que hacen mención sobre la búsqueda de variantes genéticas comunas en la población que puedan incrementar el riesgo de causar sordera (con un cálculo de riesgo poligénico), y búsqueda de mutaciones en genes específicos causativos de hipoacusia hereditaria (mucho más probable en su caso, vista que la pérdida de la sordera apareció cuando era muy joven y la progresión de pérdida de audición fue rápida). Pero no dan ningún resultado concreto, ninguna tabla con las variantes identificadas, ningún dato que pueda ser contrastado. Es decir, se contentan con decir que no han encontrado nada definitivo y... ¡ya! Por lo tanto, ninguna clarificación que nos dé conocimiento sobre aquello que hace a Beethoven único o conocido. Cierto es que dejan la secuencia del genoma obtenida en un repositorio público. Mi hipótesis es que se pueden hacer muchos más estudios y que se lo están guardando para hacer reanálisis, y publicar un artículo más grande y más importante en algún otro momento.

Entonces —me preguntaréis—, ¿qué analizan en este artículo? Los autores, que son reconocidos genetistas, nos contentan con información genética sobre otras cuestiones colaterales. A mí me parece el guion de un documental de televisión. Así, nos hablan de dónde y cómo se ha extraído el cabello del que analizan si el genoma de Beethoven contiene variantes genéticas comunas de predisposición a enfermedades hepáticas, si sufrió hepatitis o no, si era celíaco o intolerante a la lactosa, si tiene origen centroeuropeo (por cierto, no presenta variantes que apunten en ningún ancestro de la península Ibérica) y para acabar, nos comentan que el Beethoven músico no comparte el cromosoma Y de otros Beethovens actuales. Por lo tanto, infieren que hubo algún asunto extramarital (o una adopción no documentada) en las dos líneas de Beethovens, la del genio y la de los actuales, que viven en una zona de Bélgica de donde procedía la familia paterna del genio musical. No está mal si se quiere explicar qué información se puede extraer de los datos genéticos obtenidos del cabello de una persona muerta hace unos 200 años, pero honestamente, ¿a quién le importa si a la familia de los ancestros de Beethoven alguien tuvo un lío de faldas? ¿Es realmente importante para explicar el impacto de su persona a nuestra historia? Es una anécdota curiosa que, mira por dónde, comparte con la actriz Júlia Roberts (a quien le dijeron hace poco que su bisabuelo en realidad no era hijo de su tatarabuelo Roberts), y con el rey Ricardo III de Inglaterra con respecto a los descendientes actuales de los Plantagenet (que no comparten tampoco el cromosoma Y), y seguramente, con otras personas que me podéis estar leyendo.

Dicho esto, vamos a algunas de las cuestiones que quizás os han llamado la atención. La primera es cómo se ha determinado que el cabello que han analizado es realmente de Ludwig van Beethoven. Durante muchos años, antes de que hubiera fotografías, una de las maneras de mantener el recuerdo de una persona apreciada era guardar un mechón de cabello. Beethoven era muy apreciado en vida, y es lógico que varias personas quisieran guardar un recuerdo. Los investigadores recorren a diferentes colecciones actuales, públicas y privadas, que dicen tener cabello del músico, y escogen 8, en que las muestras parecen estar bien referidas históricamente, y muestran las señales de degradación del DNA de una cierta antigüedad. Es importante que el cabello mantenga la raíz, porque está donde están los restos de células con DNA, mientras que el resto del cabello está formado por la proteína principal capilar, la queratina. De las 8 muestras recogidas, solo se puede demostrar que no ha habido ruptura de custodia (y, por lo tanto, no han sido sustituidas por otras muestras) en dos que, en consecuencia, pasan a ser las más fiables. Estas dos y otros tres de las muestras coinciden entre ellas (análisis del cromosoma Y y del DNA mitocondrial), dos no coinciden (de hecho, una de ellas es un mechón de cabello de una mujer y, por lo tanto, queda descartada) y otra tiene el DNA degradado y no es conclusiva. Así pues, los científicos se centran en una de las muestras coincidentes que, además, tiene el DNA más preservado. Esta es la muestra que, con mucho cuidado, secuencian totalmente y analizan los datos, centrándose en principio en 3 tipos de enfermedades que sufría Beethoven: la sordera (que ya os he dicho que comentan por encima), problemas gastrointestinales que también sufría desde joven de forma periódica (de los que tampoco encuentran la causa, aunque infieren que era tolerante a la lactosa y no era celíaco); y por último, posibles enfermedades hepáticas. En este caso, encuentran varias variantes genéticas comunes que predisponen a enfermedad hepática. Hacen cálculos de riesgo poligénico que indicarían una mayor probabilidad de sufrir este tipo de enfermedades, pero los valores obtenidos no son suficientes para desarrollar una enfermedad grave, y que debe considerarse también la influencia del ambiente. Y aquí es donde, a partir de la identificación de restos del genoma del virus de la hepatitis B, se infiere que tenía una infección vírica crónica, y a partir de sus escritos, diarios y cartas, se confirma que bebía elevadas cantidades de alcohol (le gustaba mucho el vino). Todo, genética y ambiente, habrían favorecido la aparición de cirrosis hepática, que le habría causado la muerte a 56 años; esta sería la hipótesis más plausible de las causas de su muerte, sin ofrecer certeza absoluta. El artículo no proporciona más datos de sus características genéticas.

Finalmente, hacen un análisis exhaustivo de triangulación genética para determinar su origen, que claramente es centroeuropeo (ninguna sorpresa, era esperable), y quizás la novedad, o no tanto, es que lo hacen gracias a datos genéticos de una empresa de genealogía genética directa a los consumidores, que así también sale mencionada. Quizás lo más decepcionante, al menos para algunas familias Beethoven que creían estar emparentados con el músico, es que genéticamente no se puede demostrar, ni por análisis del cromosoma Y ni por el resto del genoma, si son o no realmente parientes de Beethoven. Además, las hipótesis que hasta ahora se habían propuesto como a posible causa de la muerte Beethoven, con envenenamiento por plomo o tratamiento con opiáceos para la sífilis, han quedado totalmente descartadas, ya que se habían propuesto a partir de los análisis de cabello de la muestra que con este análisis se ha demostrado que pertenecían a una mujer, seguramente de origen judío asquenazí, pero que no eran de Beethoven, obviamente.

En fin, como podéis ver, todavía nos queda mucho por averiguar de la información genética de Beethoven. De momento, lo que se ha determinado no explica nada de su genialidad, ni siquiera de sus particularidades físicas. Este artículo es una cata genética, bien hecha y realizada, pero mayoritariamente anecdótico. Tendremos que esperar para recibir información más relevante.