Hace tiempo que el rey Juan Carlos I consumió el rédito de su trascendental papel en la Transición, y es así por dos motivos, que están entrelazados: la operación de acoso y derribo a la Corona es a la vez una enmienda a la totalidad del paso de la dictadura a la democracia a partir de la muerte de Franco. 

Un error en la concepción de cómo salvar a la monarquía sacrificando al rey puso a Juan Carlos I ante la tesitura de decir "lo siento mucho"

Un error en la concepción de cómo salvar a la monarquía sacrificando al rey puso a Juan Carlos I ante la tesitura de decir "lo siento mucho". Cayó, se diga lo que se diga, cuando se publicitó la foto de aquella cacería que permaneció guardada en el cajón hasta el momento oportuno (un poco como la grabación de la sustracción de unas cremas de tercera por Cristina Cifuentes en un supermercado). Fuego amigo, quizás con voluntad de sustraer a Felipe VI y Leonor del ataque a la institución en el que se ha visto que la familia real cuenta con pocos amigos políticos. La crítica casi unánime a Juan Carlos I difumina e incluso empaña su protagonismo en tiempos convulsos como aquellos 70 en los que quizás el guion estaba escrito, pero nadie tenía claro si los actores estarían a la altura. El rey lo estuvo. Y cuantos papeles se desclasifiquen en torno al 23F no desdice tal afirmación.

Ahora mismo la noticia sobre el Rey Juan Carlos I gira en torno a la procedencia de los recursos para devolver los préstamos que algunos empresarios amigos le hicieron para que pudiera regularizar sus deudas con Hacienda. Nadie parece creer que haya podido generar ese dinero por su actividad actual en el país en el que vive. Ridículo. Su propia historia, su demostrada habilidad durante años para generar contratos millonarios para nuestro país, sus amistades extranjeras en la mayor parte de los países del mundo..., ¿cómo no le van a hacer capaz de conseguir los 4 miserables millones de euros de los que los medios de comunicación están hablando estos días? ¡Si cualquier jugador de primera división chutando una pelota consigue más que eso!

Pan y circo de la peor calidad. Poco pan y peor circo. La historia en absoluto recordará los vicios de la persona, no en su caso, ni en el de Pujol, ni siquiera en el de Pedro Sánchez. Lo que importa a la historia es el legado normativo, institucional, de política internacional..., en eso es en lo que cada uno de quienes tuvieron un papel a desempeñar deberá dar cuenta. De lo privado, de lo moral, aunque ha hecho y hará caer a más de uno, se responde mirando al espejo y, sobre todo, mirando hacia arriba. Eso, si es que se tiene la ocasión y el don de saber en qué dirección hay que pedir perdón.