Espero que dentro de un par de años ya no haya que hacer el showroom "Les Dones del Vi". Lo digo en serio. Lo espero como agua de mayo, porque te aseguro que, tras 128 añadas en el mundo del vino, al sector todavía le hacen (mucha) falta este tipo de reivindicaciones. Mira, si no, los congresos y los events en los que las mujeres solo aparecemos en la foto para dar color y el toque políticamente correcto de la paridad. Los organizadores de la Barcelona Wine Week o del Madrid Fusión te dirán que sí, que este año hay bastante equilibrio entre hombres y mujeres del vino, pero que hay temas en los que solo han encontrado expertos varones.

"Es que con el rollo de tus vestiditos, "Sex and the City", el sector no te toma en serio", me dijo uno de estos prepotentes que pueden ser expertos en vino pero no en comunicación y menos en empatía. Hace unos años, me habría echado a llorar de rabia, pero esta vez le dejé con la palabra en la boca. No tengo ganas de hablar con quien no quiere escuchar y entender. O que directamente habla un idioma que no es el mío. Mi micromachismo preferido es el de "somos tan feministas que no necesitamos ser feministas". Y eso me gusta cuando es como consecuencia generacional, que es a lo que aspira la evolución. No cuando es una negación de una realidad. Cuando apareció el #metoo, hice un post en Facebook donde nadie me siguió y los peces gordos del sector me recomendaron que lo borrara. Y es que tengo que pagar las escuelas de mis hijos y estoy segura de que ya no lo puede repetir.

Cuando me presenté al concurso Nas d’Or (que acabé ganando como joven promesa), mis compañeros dieron por sentado que yo no cataría y que solo me dedicaría a escribir sobre vinos. Porque resulta que no se puede comunicar y saber de vinos al mismo tiempo si no eres un hombre. Y eso que se dice que no saben hacer dos cosas a la vez.

Iré al sentido homenaje de Carles Esteve, uno de los doce autores, aunque sean todos hombres. Doce maestros, los considerados los más grandes de los grandes, que irán al homenaje con la excusa de que "¡eran sus amigos!". Para citar algunos, menciono a Telmo Rodríguez y a Álvaro Palacios, dos de los nombres más top de la enología, junto con mi admirado Juan Carlos López de Lacalle. Y aunque lo idolatro, admiro mucho más a su mujer Pilar, la piedra filosofal de Artadi. Ellos me "adoptaron" recién cumplidos los 20 años. Dejé la carrera de Humanidades para aprender a hacer vino, y el Viña El Pisón del 2000 fue uno de los primeros con 100 puntos Parker del Estado. Después de mi primera vendimia en La Rioja, terminé la licenciatura de Humanidades y cursé el doctorado, el posgrado y el máster. El dolor de espalda me animó a no dejar de estudiar nunca.

Mi micromachismo preferido es el de "somos tan feministas que no necesitamos ser feministas"

Anne Cannan fundó en 2012 "Tast amb dones" en Gratallops para dar más protagonismo a las mujeres que formaban parte de la D.O. Priorat. Han trascurrido doce años desde aquella primera edición y ya llevamos ocho. Hemos hecho actividades en el Palacio Santoña en Madrid, en el Celler de Gelida, en el Hotel Monumento, en el Palace, y seguiremos reivindicando nuestro sitio de mujeres elaboradoras hasta que no haya lugares donde celebrar el acontecimiento.

Este 7 de febrero volvemos a hacerlo en el Palau de Pedralbes con el INCAVI, de las 19 a las 22 horas, y si no compras la entrada de forma anticipada no podrás degustar 200 vinos pensados y creados por 45 elaboradoras. En otras ediciones, han venido la consellera de Agricultura, junto con la de Igualdad, y, como siempre, Alba Balcells, la primera directora general del Institut Català de la Vinya i el Vi. Unidas hacemos fuerza, como reza el himno azulgrana. Para mí, lo más importante de este movimiento ha sido poder crear un grupo de WhatsApp entre nosotras para ayudarnos. Es el apoyo que yo anhelaba y que no tuve cuando lo necesitaba.

Hace un par de años, tuve que defenderme en las redes colgando un vídeo en el que decía basta a un ataque escrito por un australopithecus alfa que decía, textualmente, "cada vez que TV3 quiere hacer vino para subnormales, llama a la Falgueras". No era tanto por mí, como por el uso del término "subnormal". Lo que no es tan público es que hace doce años había una cuenta de Instagram que se llamaba "Wines and the pollas" (mi cuenta es @winesandthecity). Era alguien de mi sector que se dedicaba a hacer contenidos de mis actos de un modo altamente ofensivo y pornográfico y, después de quejarme, tuve que esperar a que Twitter lo desactivara. Mucha gente del sector lo seguía y se reía a mi costa. Eso sí, delante de mi madre decían "pobre Meri", y añadían "es que ella es tan así que invita a que le digan cosas". Y siguiendo el rastro de estos machistas de mierda, hace cinco años se me cortó la leche (de la mala leche) mientras amamantaba a mi pequeño porque un periodista francés (pareja en ese momento de una reputada sumiller) escribió en su Facebook que yo era experta en mamadas y otras barbaridades, con un montón de likes y posts compartidos por otros profesionales del sector del vino, mujeres incluidas, con comentarios del tipo que iba demasiado maquillada o que enseñaba demasiada pantorrilla. Con unos cuantos de esos enólogos había compartido catas y los consideraba compañeros.

"Ignoramos nuestra verdadera altura hasta que nos ponemos de pie" decía Emily Dickinson a inicios del siglo XIX. Así que yo prosigo mi cruzada, vistiendo de color vino en la gala de los Gaudí, porque como el vino es cultura, merece estar en la alfombra roja. Y es que me hace tanta ilusión comunicar los placeres del vino al winelover sediento, como me importa un rábano ser juzgada por la parte neandertal del sector.