El BBVA Research, una de las unidades de estudios económicos privadas más importantes del Estado, acaba de publicar su informe semestral sobre la situación económica en Catalunya y las perspectivas para el próximo año. Este diario se hizo eco del estudio. Por mi parte, querría poner énfasis en algunos puntos que considero relevantes.

La visión que se da de la situación económica catalana actual es globalmente optimista, habla de recuperación robusta de la actividad y del empleo. Con respecto a la actividad (el PIB), el crecimiento que se prevé en este 2021 es del 5,3%, una cifra interesante aunque inferior a lo que se esperaba no hace muchos meses. Es más, teniendo en cuenta que el año pasado hubo una caída del 11,2%, si se cumple este crecimiento del 5,3%, todavía nos situaremos a un nivel de actividad que será un 6,5% por debajo de la del 2019. Incluso creciendo en 2022 el 5,6%, tal como prevé el banco, todavía estaremos un 1,2% por debajo del 2019. Esto da una idea de la magnitud del batacazo económico que representó la pandemia.

Un batacazo que no fue tan grave en el ámbito del empleo gracias a las medidas excepcionales que arbitró el Gobierno con el fin de mantener los puestos de trabajo (ERTE, créditos a la empresa, ayudas a autónomos, etcétera). De lo contrario, la caída de la ocupación (o lo que es lo mismo, el crecimiento de la tasa de paro) habría ido en paralelo o incluso habría sido todavía más grave que la del PIB. Eso ha permitido mantener, aunque sea con respiración asistida, tanto el empleo como también muchas empresas que de otra manera habrían cerrado. Y ahora, al empezar a recuperarse la actividad, resulta que el número de ocupados en Catalunya ya es el mismo que había en 2019. Instalados en la dinámica positiva, para el 2022 se prevé que la economía genere más de 200.000 nuevos puestos de trabajo.

La economía catalana se está beneficiando de la recuperación a nivel internacional, de manera que uno de los motores relevantes de la recuperación, como es la exportación, registra un rebote importante. El otro gran contribuyente al crecimiento actual es la recuperación del consumo. La gente viene de una temporada de gastar poco o muy poco, entre otras cosas porque estaba obligada a quedarse en casa, y porque el comercio y los servicios operaban a medio gas y en algunos casos estaban físicamente cerrados. Eso ha cambiado, y mucho. En el informe al que nos referimos, se dan detalles sobre una información que resulta ser un buen indicador de la evolución del consumo: los gastos que hace la gente con las tarjetas de crédito y débito del banco (en un comercio, un restaurante, un gimnasio...).

Para el 2022 el informe prevé un crecimiento del 5,6%, impulsado por un ahorro "forzoso" que han hecho los catalanes, y que está a la espera de hacer aumentar el consumo y la inversión

Los datos de gasto por conceptos (en realidad por los lugares comerciales y de servicios donde se hace la compra con tarjeta) pone de relieve que este es un país de comer, beber, fiesta, vacaciones y relaciones sociales, y que la pandemia ha sido un tiempo muerto que había que recuperar. El gasto en bares y restaurantes pagado con tarjeta es un 50% más alto que en 2019; y el de ocio, un 40% superior. Es cierto que una parte del crecimiento puede ser debido a un mayor uso de la tarjeta como sistema de pago, pero el salto es muy grande.

Se dan detalles sobre el gasto con tarjeta de los clientes del banco relativo a destinos turísticos: pagos de los catalanes en provincias diferentes de las de residencia habitual, referidas a Catalunya y también al resto de España. Asimismo recoge datos sobre variación del gasto en Catalunya por parte de residentes en el resto del Estado. En la mayoría de casos, el gasto turístico en abril de este año ya era el mismo que en 2019, y en todos ellos el gasto en octubre no ha parado de crecer. El gasto de visitantes extranjeros no es tan dinámico, todavía.

Para el 2022 el informe prevé un crecimiento del 5,6%, impulsado (entre otros) por un ahorro "forzoso" que han hecho los catalanes, y que está a la espera de hacer aumentar el consumo y la inversión (por ejemplo en vivienda). Como indicador, se puede citar que nuestro nivel de los depósitos a la vista es ahora un 14% mayor que el nivel de depósitos del cuarto trimestre del 2019.

Uno de los datos que considero inquietante es que el precio de la vivienda se sitúa en zona alcista y, relacionado con eso, se dispara su venta a los extranjeros. También en el informe, cuando se habla de 2022, se incorporan datos comparativos con otras comunidades autónomas, no en balde el BBVA Research publica periódicamente el Observatorio regional.

No soy cliente del BBVA, sin embargo, el hecho de que haga un ejercicio específico y regular sobre nuestra economía hace que la institución me caiga bien. Es cierto que este banco, con sede fuera de Catalunya pero con una gran penetración en nuestro mercado financiero, tiene incentivos para tener la deferencia (y el interés) de poner el foco sobre la economía catalana. Pero entonces pregunto, ¿por qué otros bancos no hacen lo mismo y consideran la economía catalana un sujeto digno de análisis y de seguimiento?