A finales de año siempre se acumulan muchas noticias, tiempo para reconsiderar lo que hemos vivido. Sin embargo, la vida continúa y la realidad diaria sigue dándonos experiencias. Hoy os querría comentar la inesperada unión que he vivido esta semana, entre una gran experiencia a pequeña escala y una noticia a gran escala, con un nexo de unión casi casual.

Esta semana he asistido a la actividad final de "Jóvenes, ciencia y ética" organizada por la Fundació Catalana per a la Recerca i Innovació (FCRI) y protagonizada por alumnos de 3.º ESO de cinco institutos diferentes. Este proyecto consiste en enseñar a los alumnos jóvenes a debatir con criterio sobre cuestiones bioéticas asociadas a avances científicos importantes, que tienen gran impacto en la sociedad. Este año, se escogió hablar de GEN-ética, en concreto, sobre medicina personalizada, organismos transgénicos, desextinción de especies y modificación genética en humanos. Por eso participamos cuatro genetistas que, además de científicos, somos divulgadores, para poder impartir el conocimiento científico adecuado y centrando el debate en preguntas concretas. La juventud y sus profesoras (coincide que todas son mujeres) tienen que preparar argumentos y contraargumentos de forma ordenada, mediante el uso de unas cartas conversacionales. Cada persona que quiere hablar tiene que levantar una carta que indica su intención, junto con una serie de conectores, "estoy de acuerdo", "no estoy de acuerdo", "querría hacer una pregunta", "añado información", "tengo un argumento"… y así, como en un juego de rol, aprenden a expresarse interviniendo de forma respetuosa con los otros participantes y ordenando sus argumentos. El día de la final, celebrado en el CosmoCaixa, dos representantes escogidos de cada instituto participan en un debate conjunto para cada tema, con el fin de consensuar sus posiciones y reflexiones, tanto en pro como en contra.

La luz que puede recibir el James Webb ha permitido identificar una galaxia que sería 100 millones de años luz más antigua que las que recibió el Hubble

Honestamente, fue espectacular: gente tan joven, de institutos muy diversos —muchos de ellos de elevada complejidad— ofreciendo ideas y reflexiones muy válidas, aprendiendo a ordenar ideas, hablar con propiedad y extraer conclusiones. Porque no es fácil debatir con respeto, y no es fácil articular reflexiones de forma que puedas ser escuchado y comprendido, cuando a veces todavía no dominas todos los recursos de la lengua, cuando te da vergüenza expresar lo que piensas delante de los demás. Y después, te tienes que atrever a expresarlo en público, ante más de 300 compañeros, en un auditorio. ¿Cuántos de vosotros os atreveríais? Porque cada vez que yo me pongo delante de tanta gente, el estómago se me encoge un poco y las mariposas revolotean por mi interior, aunque llevo muchos años hablando en público. ¡Imaginaos los nervios de estos jóvenes! Todos los que nos hemos implicado en esta acción divulgadora nos sentimos recompensados, satisfechos, y muy sorprendidos. Ojalá... esperamos, deseamos... que en algunos de ellos se haya despertado el gusanillo de la curiosidad científica, y en muchos, quede el poso que, para tener criterio y opinión, te tienes que informar primero y debatir razonadamente después.

El acto acabó con una charla mía muy corta, a pelo sin texto escrito, para la cual utilicé dos diapositivas. La primera diapositiva tenía que ser neutra, de fondo de pantalla. Buscaba alguna imagen que no los distrajera demasiado de lo que yo explicara, pero armónica, y pensé usar alguna de las muchas imágenes que el magnífico telescopio espacial James Webb está enviando día tras día. Una galaxia lejana, un fragmento de nuestro universo, increíblemente rico en detalles y colores, pero serena y bella. Pues bien, este pequeño hecho de serendipia, es lo que une esta experiencia a pequeña escala que os acabo de explicar con el gran descubrimiento del año 2022 según la revista Science (the Breakthrough of the year 2022), que, incluso, es la portada del volumen de esta semana, un verdadero Ojo Dorado o Goldeneye, a través del cual tenemos una visión increíble del Universo, como las que aquí os adjunto, comparando las obtenidas con el Hubble y las que se obtienen ahora con James Webb.

Imágenes espectaculares de algunas de las galaxias captadas por James Webb (obtenidas de la página web del JWST a la NASA)
Imágenes espectaculares de algunas de las galaxias captadas por James Webb (obtenidas de la página web del JWST en la NASA)

La historia de este telescopio se ha gestado durante más de 25 años y, evidentemente, ha necesitado millones y millones de dólares de inversión, pero la calidad de la recepción de imágenes, sobre todo en las longitudes de onda de la luz infrarroja no tiene comparación posible con las que recibimos de otros telescopios y permitirá avanzar muchísimo en el conocimiento de nuestro universo. ¿Por qué está en el espacio? Porque evita toda la distorsión que sufre la luz estelar que nos llega atravesando la atmósfera. Veis titilar la luz de las estrellas, pero este efecto es debido al movimiento de las moléculas del aire. En el vacío del espacio, la luz que puede recibir el James Webb ha permitido identificar una galaxia que sería 100 millones de años luz más antigua que las que recibió el Hubble. El despliegue de su espejo (de 6,5 m) mediante paneles de berilio, más resistente que el vidrio a las bajas temperaturas en las cuales se tiene que mantener el telescopio para que su propia radiación de calor no interfiera en sus medidas, tardó casi 6 meses, y hasta este junio no empezó a emitir imágenes. Llevamos nada más que seis meses de maravillas, ¡y las que todavía se tienen que captar y analizar! Alguno de los resultados más esperados es conocer la composición atmosférica de muchos exoplanetas, que hasta ahora no eran analizables porque el brillo de la estrella principal en torno la cual orbitan impedía discernir los espectros que producen los diferentes tipos de gases que componen su atmósfera. Quizás encontraremos exoplanetas de características similares a la Tierra.

Imágenes comparadas de la misma región formadora de estrellas, renombre Pilares de la Creación, obtenidas con dos telescopios espaciales, el Hubble (izquierda) y con James Webb (derecha)
Imágenes comparadas de la misma región formadora de estrellas, llamada Pilares de la Creación, obtenidas con dos telescopios espaciales, el Hubble (izquierda) y con James Webb (derecha) (obtenidas de la página web del JWST en la NASA)

¡Es impresionante! Si queréis saber más, os recomiendo que miréis el vídeo que han grabado los editores de Science, en el que se explica muy gráficamente con imágenes y explicaciones comprensibles el gran hito científico que supone este telescopio espacial. Y también, claro está, la recopilación de imágenes que se actualizan continuamente que podéis encontrar en la página del JWST en la NASA, donde también encontraréis otros recursos informativos, gráficos y educativos para mentes inquietas.