La polémica sobre qué hay que hacer para doblegar la pandemia del coronavirus se ha impuesto en cuanto al interés suscitado sobre las conclusiones de la reunión del G-20 del viernes. ¿Hay que quedarse en casa o empezar a trabajar? Esa es la cuestión ahora. Los enfrentamientos se dan a todas las escalas y en todos los países. 

Aquí, el descuido y retraso del Gobierno Sánchez de cara a identificar el muy grave peligro en que estábamos, así como las medidas necesarias a adoptar, provocó que las comunidades autónomas no contaron con información fiable para promover sus propias soluciones. En Catalunya produjo un malestar muy fuerte y voces se levantaron a favor de un cierre prácticamente total de la actividad.

En Europa la opinión pública parece más proclive a asegurar la protección que el futuro de la economía y el empleo, pero Estados Unidos, con el presidente Donald Trump al frente, parece dispuesto a dar un paso hacia adelante.

Una nueva fase económica se abre en adelante, junto con la carrera para lograr un tratamiento para luchar eficazmente contra la enfermedad. Será también, igualmente, altamente polémica

Trump dijo que la actividad debía retornar para Semana Santa para "evitar que la cura sea peor que el problema". "Cuanto más tarde, más difícil será poner en marcha nuestra economía. En mi opinión, más personas morirán si permitimos que esto continúe", agregó.

La situación de la economía americana es preocupante. Los economistas de Morgan Stanley rebajaron su pronóstico del PIB para el segundo trimestre desde un menos 4% a una cifra histórica del menos 31%. En China, la situación es también inquietante, porque ahora que está resolviendo su producción advierte que está sin clientes. ¿A quién vender?  A la ausencia de una demanda exterior, se suma además que la deuda pública alcanza un máximo de tres veces el PIB.

Así que, a falta de un motor de la economía global, la Casa Blanca se ha ofrecido como explorador de la nueva coyuntura en que todos los países desean entrar con sus planes de estímulos (5 billones de dólares, según el G-20).

Pero a Trump le salió un rival inesperado: el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo en una entrevista: "Nosotros no somos expertos en pandemias (...) Yo intentaría escuchar a los expertos. El doctor Fauci dijo algo así como que el virus establecerá un calendario, eso me parece correcto". "Lo prioritario es lograr que la propagación sea puesta bajo control. Yo esperaría que la actividad económica se reanude y haya un repunte en el segundo semestre del año", añadió Powell.

Pero he aquí que en estas a Trump le salió un aliado inesperado. Andrew Cuomo, demócrata y gobernador de Nueva York, la zona más castigada por la epidemia en EE.UU., manifestó que "poner en cuarentena a todos, jóvenes y personas mayores juntos en la ciudad, probablemente no sea la mejor estrategia de salud pública en la lucha contra la pandemia". Sus palabras se interpretaron como una sugerencia de permitir a las personas más jóvenes y los que se han recuperado del virus que vuelvan a trabajar.  

Como solución, Trump (que ha mejorado estos días su cuota de apoyo ciudadano, según encuestas de Gallup, hasta un 49% desde el 42%) ha propuesto que se pongan en marcha pautas para clasificar los condados de EE.UU. según su nivel de riesgo (alto, medio o bajo) para ayudar a las autoridades locales decidir si deben reforzar o rebajar las medidas de distanciamiento social destinadas a combatir el nuevo coronavirus.

En Wall Street, ese mismo día, el jueves, el Dow Jones subió un 6,38% y el S&P 500 avanzó un 6,24%, logrando su mayor ganancia en tres días desde 1933. 

Mientras, los mercados europeos se desinflaron al rechazar Alemania y Holanda (una vez más) la puesta en marcha de los eurobonos demandados por Francia, Italia y España y a los que apoyaba Christine Lagarde, presidenta del BCE. Una nueva fase se abre en adelante junto con la carrera para lograr un tratamiento para luchar eficazmente contra la enfermedad. Será también, igualmente, altamente polémica.