A los problemas endémicos de la red de Rodalies de Catalunya, como son las incidencias, los retrasos y el estado de los trenes o de la catenaria (un ministro ya ha reconocido que Renfe ofrece en nuestro país el peor servicio de todo el Estado, y tan ancho se quedó), hay que añadir esta moda de jugar con el precio de los billetes del AVE y productos similares. Aunque nos quieran vender duros a cuatro pesetas (frase hecha que hace unos veinte años, con la entrada del euro, empezó a quedar obsoleta, más o menos al mismo tiempo que los trenes), lo cierto es que la forma de fijar las tarifas de la alta velocidad levanta sospechas y expulsa a usuarios de clase media y baja que vemos cómo de Rodalies no te puedes fiar y los AVE o Euromed no te los puedes permitir.

Un ejemplo aberrante: en la web o en la aplicación de Renfe queremos comprar un billete para ir en domingo de Figueres-Vilafant con el último AVE del día, dentro de dos semanas. Si lo cogemos en Lleida, cuesta 106 €; si subimos en Camp de Tarragona, vale 88,60 €, y si lo compramos desde Barcelona Sants, solo 15,70 €. Se entiende que en función de la distancia el precio suba, pero una cosa es aplicar un aumento por kilometraje y otra es arruinarnos y penalizar a los que no somos de la capital. Os diría que lo comprobaseis vosotros mismos en casa, pero, cuando os pongáis, ya habrán vuelto a cambiar las tarifas. Desde Lleida el trayecto se hace en 2 h 14 min, desde Tarragona en 1 h 45 min y desde Barcelona en 57 minutos. Poca diferencia de tiempo y kilómetros para tanta diferencia de precio.

La versión oficial es aquello tan efímero e indefinido de “según el comportamiento del mercado”. Entonces, supuestamente, relacionan el precio de venta con la antelación de la compra. Por curiosidad, he querido verificarlo: simulacro de compra para ayer domingo, para el mismo día de viaje. Trayecto de Camp de Tarragona a Figueres-Vilafant: 82,30 €. Ya ves tú… Según fuentes institucionales, el servicio de regionales y Rodalies está subvencionado por el Estado, pero el de alta velocidad, no. Esto hace que se genere una libre competencia sin ninguna ayuda del Estado que los obliga a ceñirse a una tarifa tipo. Las oscilaciones tarifarias están a la orden del día, el precio va en función de la demanda y ya no lo regulan las administraciones. Ahora resulta que moverse en AVE es un negocio, no un servicio público, como un apartamento en temporada alta, como aquel que sube el precio de la uva cuando se acerca Año Nuevo.

El precio de los billetes de AVE y Euromed se ha convertido en un negocio privado, que oscila desmesuradamente en función de la demanda, de la competencia de otras empresas o de los intereses de siempre

La línea Madrid-Barcelona (que acaba de llegar hasta Girona y Figueres) es la que tiene más demanda y la que oferta más plazas de todo el Estado español, pero os aseguro que yo he subido a trenes que en la web decía que estaban completos. Paradójicamente, y en paralelo, no puedo coger otros que pasan de largo por delante de mi casa, como el famoso (o dichoso) Euromed que de Tarragona a Castellón no hace parada —antes de la pandemia sí se detenía, tras años de lucha y quejas— y que nos deja colgados a la gente del Ebre. Una de las excusas es que no somos capital de provincia, pero no os lo creáis, tampoco lo son Tardienta o Calatayud, entre muchos otros, y tienen AVE. O la propia Figueres, dentro de nuestro país. Y no se trata de quitar servicios que ya funcionan (como a nosotros nos han quitado el Euromed), sino de igualar al alza y que todos pudiésemos disfrutar de ello.

Hace pocas semanas, además, Renfe eliminó su servicio Avlo, una especie de marca blanca de la alta velocidad, que ofrecía precios muy competitivos. Tanto, que a veces eran incluso sospechosamente bajos. Así, el trayecto Tarragona-Figueres, en el último tren del día, el de las 22.15 h, costaba 7 euros. Poco sostenible que fuera más barato que un Rodalies, como poco sostenible es que hoy cueste casi 90 €. ¿O es la lógica y el sentido común? ¿Cuántos de los estudiantes o trabajadores que volvían a Barcelona después de pasar el fin de semana en casa podrán pagárselo ahora? Un servicio que debería ser público acaba siendo gestionado como si fuera una empresa privada que compite con otra y define las reglas del negocio. Desde arriba, los de siempre, cruzan las variables que les interesan y te roban. ¿Se debe pagar por un servicio? Sí, pero no con esta desmesura. Esto es especulación ferroviaria.