Nio ha confirmado una nueva fase de expansión en Europa con la entrada en siete mercados de la Unión Europea entre 2025 y 2026: Austria, Bélgica, República Checa, Hungría, Luxemburgo, Polonia y Rumanía. Esta estrategia amplía su presencia continental, sumándose a los cinco países en los que ya opera: Noruega, Alemania, Países Bajos, Suecia y Dinamarca. Lo destacable en este caso es que España no figura entre los destinos elegidos, una decisión que refleja con claridad las diferencias entre los distintos mercados europeos en cuanto a madurez y preparación para la movilidad eléctrica.

Para afrontar este crecimiento, la marca china se apoyará en una red de socios locales. En Bélgica y Luxemburgo trabajará con Hedin Mobility Group, mientras que en los mercados de Europa Central y del Este se asociará con AutoWallis. Estas colaboraciones permitirán establecer infraestructuras de venta y posventa adaptadas a cada país, optimizando los costes operativos y facilitando la implantación comercial en entornos nuevos.

 

La ofensiva de productos incluirá varios modelos eléctricos del catálogo de Nio. Entre ellos destacan los SUV EL6 y EL8, así como la berlina ET5 y su derivado familiar ET5 Touring. A ellos se sumará un modelo compacto bajo la submarca Firefly, orientada a vehículos urbanos y de precio más contenido. Esta diversificación de la oferta busca atender tanto al segmento premium como al mercado generalista, especialmente en zonas donde la movilidad eléctrica urbana gana protagonismo.

Cabe destacar que la selección de los países responde a factores como la madurez del mercado eléctrico, la calidad de la infraestructura de recarga y la predisposición del consumidor a adoptar tecnologías sostenibles. En este sentido, la exclusión de España pone de relieve las barreras estructurales que aún persisten en el mercado nacional.

Desigualdades de infraestructura y adopción

España arrastra un notable retraso en el despliegue de puntos de carga, especialmente fuera de los grandes núcleos urbanos. Esta situación genera incertidumbre entre los potenciales compradores y limita el crecimiento sostenido del parque eléctrico. A pesar de los esfuerzos institucionales, el ritmo de expansión de la infraestructura sigue sin estar a la altura de otros países europeos.

Otro factor determinante es la baja penetración del vehículo eléctrico en el mercado español. Aunque las cifras de matriculaciones han mejorado en los últimos años, el ritmo continúa por debajo de la media europea. La combinación de costes de adquisición todavía elevados y una oferta de segunda mano muy limitada frena la democratización de esta tecnología.

 

La estrategia de Nio, al incluir una submarca con vehículos accesibles como Firefly, apunta a resolver algunos de estos desafíos en mercados más desarrollados. Sin embargo, su llegada a países con una infraestructura aún precaria requerirá medidas complementarias que favorezcan su implementación. En este contexto, España deberá avanzar significativamente en la mejora de su red de carga, así como en la consolidación de una demanda más amplia y estable.

Por ahora, Nio prioriza mercados con condiciones más favorables para el desarrollo de la movilidad eléctrica, dejando a España fuera de su hoja de ruta a corto plazo. Una decisión que evidencia los retos pendientes para consolidar un ecosistema competitivo y atractivo en el ámbito del coche eléctrico.