Erika McEntarfer era, hasta este viernes, la comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos (BLS por sus siglas en inglés), y ha sido la última víctima de Donald Trump, que la ha despedido de manera fulminante después de que el Departamento de Trabajo publicara un informe oficial que mostraba unos datos que no le gustaron en absoluto. El informe reportaba una creación de empleo muy por debajo de las expectativas y revisiones a la baja de las cifras de meses previos. "Necesitamos cifras de empleo precisas. He ordenado a mi equipo que despida a esta persona nombrada políticamente por Biden, INMEDIATAMENTE. Será reemplazada por alguien mucho más competente y cualificado", escribió el presidente norteamericano a su red, Truth Social.

Acusaciones sin pruebas

La Casa Blanca no ha hecho comentarios después del anuncio del presidente, ni tampoco se han presentado pruebas que den apoyo a las acusaciones que ha hecho Trump de manipulación de datos por parte de la BLS, agencia que elabora informes fundamentales como los del empleo y los precios al consumidor y al productor. Se da la circunstancia que McEntarfer fue nombrada para este cargo por el presidente demócrata Joe Biden en 2023, y confirmada por el Senado en enero de 2024 con 86 votos a favor y 8 en contra, para un periodo de cuatro años. McEntarfer es economista y responsable de elaborar informes fundamentales sobre el empleo y otros indicadores económicos clave del país.

Desaceleración económica

El informe que ha desatado la ira de Trump mostraba una desaceleración significativa en la creación de empleo en julio, con solo 73.000 nuevos puestos de trabajo enfrente de expectativas mucho más altas. Además, el informe revisó a la baja las cifras previas de meses anteriores, lo cual reflejaba el trimestre de menor generación de empleo desde la recesión de 2020. Trump acusó sin presentar pruebas en McEntarfer de "manipular" o "falsificar" estos datos con multas políticas para perjudicar su imagen y favorecer a su rival a Kamala Harris en las elecciones presidenciales de noviembre. Consideró que las cifras "eran falsas" y utilizó esta acusación para justificar su despido inmediato, argumentando que los números económicos son cruciales y tienen que ser justos y precisos, no manipulados políticamente. Más tarde, el presidente aseguró que "las cifras de empleo de hoy fueron manipuladas para hacer que los republicanos y yo quedáramos mal", e insistió en el hecho de que la economía norteamericana estaba "en auge" bajo su gestión, cosa que las cifras que presentaba el informe desmentían.

Según The Guardian, el presidente fue acusado inmediatamente de intentar ocultar estadísticas precisas. "Trump está despidiendo al mensajero porque no parece que le gusten las cifras de empleo que reflejan el daño que ha causado a la economía", declaró a Lily Roberts, director general de crecimiento inclusivo del Centro para el Progreso Americano. "Politizar la recopilación de datos de nuestro país sobre la situación económica... dificultará la creación de una economía que garantice un buen empleo para todos", añadió Roberts. "Apropiarse de las estrategias autoritarias alimenta una mayor incertidumbre que costará caro a los estadounidenses en los próximos años".