El enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, ha sido claro y directo en una reunión mantenida el domingo por la noche con rehenes y familiares de personas que todavía se encuentran secuestrados en Gaza. Según han informado varios medios israelíes, Witkoff los trasladó que Israel está prolongando una guerra que Estados Unidos ya quiere dar por acabada. El encuentro se produjo justo antes de la prevista liberación de Edan Alexander, el último ciudadano norteamericano vivo en manos de Hamás.
“Queremos recuperar a los rehenes, pero Israel no está dispuesto a poner fin a la guerra. Lo está alargando, aunque no vemos ninguna dirección más donde ir y es urgente llegar a un acuerdo,” habría dicho Witkoff, según el Canal 12 de televisión, citando fuentes presentes.
Este comentario se añade a una serie de señales de distanciamiento entre la Casa Blanca y el gobierno de Benjamin Netanyahu, que apuntan a una creciente frustración norteamericana. Según Alon Pinkas, exdiplomático israelí, “Trump no está en contra de Israel, pero no le importa. Netanyahu, para él, se ha convertido en una molestia que no aporta nada”.
Trump ataca Israel
Aunque Trump no ha atacado abiertamente Netanyahu como ha hecho con otros líderes implicados en conflictos que él quiere resolver —como Volodímir Zelenski o Vladímir Putin—, sus últimas decisiones han ido claramente en contra de los intereses israelíes, tanto en el ámbito diplomático como en el de la seguridad.
La semana pasada, Trump anunció un acuerdo de alto el fuego con los hutís del Yemen —grupo rebelde aliado de Irán— que excluye Israel. Pocos días antes, un misil hutí había impactado en el aeropuerto principal de Israel, provocando la suspensión de vuelos comerciales. Paralelamente, Trump descartó una acción militar contra Irán y optó por reanudar conversaciones con Teherán sobre su programa nuclear.
Otro gesto significativo fue la renuncia a una demanda heredada de la era Biden, que condicionaba el desarrollo nuclear civil saudí a la normalización de relaciones con Israel. Esta decisión se hizo pública poco antes de un viaje a Riad para cerrar acuerdos multimillonarios. La gira incluirá también a Qatar y Emiratos Árabes Unidos, pero no Israel, una ausencia que habría sido impensable en otros tiempos.
Ante la liberación de Edan Alexander, Netanyahu se apresuró a atribuirse el mérito, aunque la operación no requirió ninguna intervención israelí directa. “Esta liberación ha sido posible gracias a la presión militar y al apoyo del presidente Trump”, dijo en un comunicado. Pero este gesto ha sido criticado como oportunista y podría hacer enfadar Trump, que había celebrado la liberación como un paso hacia el final del conflicto.
En Israel, crece el apoyo para acabar la guerra a cambio de la liberación de los rehenes: más de dos tercios de la población está a favor. Pero dentro del gobierno de Netanyahu, los partidos de extrema derecha se oponen frontalmente. Eso deja Netanyahu atrapado entre mantener su coalición o recuperar el apoyo de Estados Unidos.
“Si quiere que Trump vuelva a su lado, tendrá que hacer concesiones que le pueden costar el gobierno”, advierte Pinkas. “Si nos fijamos en su trayectoria, lo tendría que saber; pero si nos fijamos en cómo actúa, parece que lo ignore completamente”.