El gobierno de Donald Trump ha retirado una importante subvención, de 4.000 millones de dólares, para la construcción de la ambiciosa propuesta para unir Los Ángeles y San Francisco con la primera línea de tren de alta velocidad de los Estados Unidos. La decisión de Trump supone un golpe al proyecto y aleja cada vez más la entrada en funcionamiento del sueño californiano, que se tendría que haber puesto en funcionamiento el año 2020.

El proyecto, que el gobernador de California, Gavin Newsom, ha defendido en múltiples ocasiones que es clave para el desarrollo del estado dorado, prevé conectar las dos principales metrópolis del estado más poblado de los Estados Unidos, Los Ángeles y San Francisco, con un pionero tren de alta velocidad que llegaría hasta los 320 kilómetros por hora. La puesta en marcha del servicio reduciría a menos de tres horas el trayecto entre las dos ciudades, uniéndolas a través del Valle Central de California.

Aunque la iniciativa supone un plan revolucionario en un país que ha primado el desarrollo de su red de carreteras en lugar de la ferroviaria o de otras alternativas de transporte, su desarrollo no ha sido fácil: conflictos con la legislación ambiental y de planificación urbanística, incrementos presupuestarios y modificaciones del trazado inicial han supuesto años de retrasos: el proyecto se tenía que finalizar el año 2020 en su concepción. Hasta ahora, el presupuesto del proyecto llega hasta los 15.000 millones de dólares, según afirma el Departamento de Transportes del gobierno Trump, lo que ha puesto en duda su viabilidad, según la administración estadounidense.

Después de publicar un informe de cumplimiento normativo de más de 300 páginas en que del Departamento de Transportes afirmaba que no veía "ningún camino adelante" para la finalización de la línea de alta velocidad, la Administración Ferroviaria Federal ha retirado 4.000 millones de dólares de financiación destinados a la construcción de la línea al Valle Central. Esta revocación, sin embargo, "no tendrá impacto en la construcción, ya que el proyecto ha sido financiado principalmente por fondos estatales", ha precisado Micah Flores, de la oficina de información de la Autoridad Californiana de Tren de Alta Velocidad (CHSRA, en inglés), en declaraciones en la agencia EFE.

Por otra parte, Ian Choudri, director ejecutivo de la institucio, indicaba en un comunicado difòs por la Oficina del Gobernador de Califòrnnia que "cancelar estas subvenciones sin justificación no es solo incorrecto, sino ilegal". La CHSRA respondió al informe del Departamento, publicado al principio del mes de junio, diciendo que se basaba información desfasada para llegar a sus conclusiones, lo que ha significado que la "información defectuosa lleva a resultados defectuosos".

"El único proyecto ferroviario de alta velocidad en marcha en los Estados Unidos se acerca rápidamente a la fase de colocación de vías, con 275 kilómetros en construcción y diseño, 15.500 puestos de trabajo creados y más de 50 estructuras importantes acabadas. Este no es el momento para que Washington desista del futuro del transporte", agregaba Choudri en su comunicado. Por su parte, el gobernador Gavin Newsom ha dicho que "Trump quiere ceder el futuro a China y abandonar el Valle Central. No le dejaremos".

¿Por qué es tan importante el proyecto para California?

El proyecto de tren de alta velocidad, que hace una década que está en construcción, llevaría un paso más allá el deficitario sistema ferroviario de los Estados Unidos, que está muy por detrás del de otros países occidentales, como podría ser España, que cuenta con una extensa red de alta velocidad que une ciudades importantes en muy poco tiempo. El principal competidor a escala global de los Estados Unidos, China, ha construido en la última década 30.000 kilómetros de líneas de alta velocidad.

El estado más poblado de los Estados Unidos, California, carece de una conexión directa entre Los Ángeles y San Francisco, sus dos ciudades más pobladas, lo cual obliga a las personas a que se quieran desplazar entre ambas ciudades a escoger alternativas menos sostenibles como el coche o el avión, y eso supone un trayecto de siete horas, en el caso del coche, o de una hora y media, en el caso del avión.

El itinerario ferroviario más rápido que opera en los Estados Unidos en la actualidad cubre la ruta entre Washington D. C. y la ciudad de Boston con el Acela Express de Amtrak, que llega hasta los 240 kilómetros por hora y tarda en torno a las siete horas. Así y todo, no se considera un trazado de alta velocidad porque comparte vías con otros servicios ferroviarios.

La administración californiana, liderada por los demócratas desde la salida del poder de Arnold Schwarzenegger el año 2011, ha apostado decididamente por el proyecto desde entonces, aunque su concepción se produjo con el actor ocupando el cargo de gobernador.

Acometida política contra la pionera California

El bloqueo de los fondos por parte de la Casa Blanca ha vuelto a evidenciar la existente brecha entre el gobierno de los EE.UU. y el estado de California, un bastión demócrata liderado por Gavin Newsom, quien se ha opuesto vocalmente a las políticas del republicano y su administración. De hecho, el gobernador no tardó a reaccionar a la decisión, presentando una demanda contra la administración en la cual se afirmaba que sus acciones son "arbitrarias y caprichosas, un abuso de la discreción y contrarias a la ley".

Por su parte, el presidente estadounidense culpa a Newsom por permitir lo que considera una "dilapidación" de dinero federal entre promesas incumplidas. "Estoy entusiasmado de anunciar que os he liberado oficialmente de financiar el desastrosamente sobrevalorado 'tren de alta velocidad a ninguna parte'", escribió Trump en las redes sociales. "El ferrocarril que se nos prometió todavía no existe, y nunca lo hará. Este proyecto ha sido severamente inflado de precio, sobre regulado y nunca se ha entregado", sentenciaba el mandatario.