Estados Unidos ha interceptado este miércoles varios aviones militares rusos cerca de las costas de Alaska, según ha informado al Mando Norteamericano de Defensa Aérea (NORAD, por sus siglas en inglés). En un comunicado, las autoridades militares estadounidenses han detallado que se trataba de dos bombarderos estratégicos del modelo Tu-95 y dos cazas de combate Su-35, que han sido detectados dentro de la zona de identificación de defensa aérea del estado número 49 del país, un espacio que no forma parte del territorio norteamericano, pero donde las fuerzas armadas controlan el tráfico para detectar posibles amenazas antes que lleguen al espacio soberano de Estados Unidos. El incidente se produce en un contexto de tensión creciente entre la OTAN y Rusia, a raíz de la actividad sospechosa de drones militares rusos en espacios aéreos de países como Dinamarca, Polonia, Rumania o Estonia.

Ante la actividad de los aviones rusos, las fuerzas norteamericanas han desplegado una respuesta ágil y contundente. Según el NORAD, cuatro cazas F-16, cuatro aviones cisterna KC-135 y un E-3 —aeronave especializada en alerta temprana y control del tráfico aéreo— han sido enviados a la zona para llevar a cabo las tareas de identificación e intercepción pertinentes. El episodio se ha producido pocas horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendiera que los países de la OTAN deberían tener la capacidad de derribar aviones rusos, si estos llegan a violar su espacio aéreo. El magnate republicano lo dijo durante una reunión en Nueva York con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, donde subrayó que "la defensa del territorio" implica contemplar la opción de intervenciones militares, "siempre después de seguir el protocolo y hacer las alertas pertinentes". Trump aseguró que "la opción de derribar un caza tiene que estar sobre la mesa".

A finales de agosto, el NORAD ya había informado de la presencia de un avión de reconocimiento militar ruso dentro de la zona de identificación de defensa aérea de Alaska. Aquella detección se producía después de que, en días anteriores, el mismo tipo de avión espía hubiera sido interceptado hasta tres veces más sobre la misma región. Un año antes, en septiembre de 2024, el NORAD hizo público un vídeo donde se veía un avión ruso volando "a pocos metros" de una aeronave del mando norteamericano delante de la costa de Alaska. Un alto cargo militar de Estados Unidos calificó aquel comportamiento de "inseguro, poco profesional y peligroso para todo el mundo". A pesar de estas maniobras cada vez más arriesgadas, hasta ahora ninguno de los aviones de guerra rusos ha entrado dentro del espacio aéreo soberano de Estados Unidos o Canadá.

Europa, territorio tensionado

Las tensiones aéreas entre Rusia y Occidente no se limitan al espacio del continente americano. En Europa, la invasión rusa de Ucrania ha mantenido en alerta constante a las fuerzas aéreas de varios países, que han denunciado múltiples incursiones y provocaciones. El 8 de septiembre de 2025, un dron desarmado con inscripciones a cirílico cayó en Polatycze, cerca de la frontera de Polonia con Bielorrusia. Al día siguiente, la situación escaló con la detección de hasta 21 drones rusos que cruzaron el espacio aéreo polaco. Cuatro fueron abatidos y uno acabó estrellándose además de 200 kilómetros de la frontera oriental, hecho que obligó a cerrar aeropuertos y llevó al gobierno de Donald Tusk a invocar el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte. El 13 de septiembre, Rumania también denunció la presencia de un dron ruso en su espacio aéreo, seguido durante casi una hora por dos cazas F-16. El 19 de septiembre, Estonia confirmó una nueva incursión rusa: tres cazas MiG-31 violaron su espacio aéreo durante 12 minutos, sin transpondedores ni ningún plan de vuelo registrado, hecho que el gobierno estonio ha tildado de "inaceptable".