El lunes pasado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una bomba MK-82 de 230 kg contra el café Al-Baqa, situado delante de la playa de la ciudad de Gaza. El bombardeo, que provocó entre 24 y 36 muertos y decenas de heridos, ha despertado una ola de indignación internacional y ha estado calificado por expertos legales como potencial crimen de guerra.
La bomba, de origen norteamericano y habitual en campañas militares a gran escala, genera una poderosa onda expansiva y metralla en un radio extenso. Su utilización en una zona civil altamente concurrida, donde se encontraban niños, mujeres y personas mayores, ha sido duramente criticada. Según especialistas en armamento y derecho internacional, el tipo de munición y el contexto del ataque hacen muy probable que se trate de una acción desproporcionada e ilegal bajo las Convenciones de Ginebra.
El café Al-Baqa, un establecimiento familiar con más de 40 años de historia, era conocido por su atmósfera tranquila y frecuentado por jóvenes y familias que, a pesar del hambre generalizada en Gaza, todavía tenían medios para disfrutar de un refrigerio. El local tenía dos plantas, con una cubierta abierta y amplias ventanas visibles desde el aire, hecho que refuerza las dudas sobre la justificación del ataque.
¿Ataque investigado como crimen de guerra?
Las FDI han afirmado que el objetivo está en revisión y que se tomaron medidas para minimizar las bajas civiles mediante vigilancia aérea. Sin embargo, Gerry Simpson, de Human Rights Watch, asegura que eso demuestra que el ejército israelí era consciente de que el café estaba lleno en el momento del bombardeo. "Utilizar una bomba de gran potencia en un espacio civil lleno es, como mínimo, un ataque indiscriminado y tendría que ser investigado como crimen de guerra", declaró.
Entre las víctimas mortales había un cineasta reconocido, una mujer de 35 años y un niño de cuatro. Entre los heridos, una niña de 12 años y un chico de 14. Las autoridades médicas locales han confirmado que la zona del puerto donde se encontraba el café no estaba sujeta a ninguna orden de evacuación previa.
Varios expertos en derecho internacional, como el profesor Marc Schack de la Universidad de Copenhague, han afirmado que es "casi imposible justificar" el uso de esta munición en un entorno civil. Según las prácticas internacionales en conflictos como los de Iraq y Afganistán, un objetivo tendría que tener un valor militar extremo para justificar a más de 30 víctimas civiles.
Israel defiende que la selección de armas responde a criterios técnicos según el tipo de objetivo, y mantiene que nunca ataca civiles de manera intencionada. Aun así, la comunidad internacional exige una investigación imparcial ante un ataque que, según el Dr. Andrew Forde, de la Universidad de la Ciudad de Dublín, "no puede ser considerado compatible con el derecho humanitario".
Este incidente se enmarca en una ofensiva militar israelí marcada por el uso de munición de alto impacto en zonas densamente pobladas de Gaza. La reiterada acusación de Israel a Hamás de utilizar civiles como escudos humanos sigue siendo motivo de controversia, con el grupo islamista negando las afirmaciones.
Mientras tanto, la población civil de Gaza continúa atrapada entre el asedio, el hambre y los bombardeos, con escasas vías de refugio y cada vez menos lugares donde sentirse fuera de peligro.