Durante las últimas semanas, el hospital Náser de Khan Yunis ha sido escenario de caos y violencia, reflejando la grave situación de desorden que afecta a toda la Franja de Gaza. Un incidente especialmente grave tuvo lugar cuando un herido, implicado en una pelea entre bandas por sacos de harina robados, fue ingresado. Poco después, hombres armados asaltaron el centro médico, agredieron al personal, destruyeron equipamientos e incendiaron vehículos. El tiroteo se intensificó con la intervención de otras facciones, incluyendo bastantes del Ministerio del Interior, mientras drones israelíes sobrevolaban la zona, según detalla un artículo del The Guardian.
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Este episodio es una muestra del creciente caos que vive Gaza después de casi dos años de guerra. La destrucción masiva, el hambre y la falta de control han dado lugar a la aparición de múltiples actores armados: facciones militares, milicias locales, coaliciones comunitarias y bandas criminales. Eso ha roto el territorio en feudos controlados por diferentes grupos, mientras que Israel continúa su ofensiva y da apoyo, según varias fuentes, a algunos clanes opositores a Hamás.
La ayuda humanitaria, un recurso valioso
Hamás, a pesar de haber perdido gran parte de su capacidad militar y líderes, mantiene una presencia en Gaza ciudad y otras zonas del norte. Aunque su estructura ha sido debilitada, muchos funcionarios siguen gestionando servicios básicos, a menudo en secreto. Su fuerza policial ha enfrentado tanto bandas criminales como las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), con bajas recientes durante un ataque israelí a Deir al-Balah, en el que también murieron civiles.
La ayuda humanitaria se ha convertido en un recurso extremadamente valioso, alimentando todavía más la violencia. Con las reservas agotadas y las restricciones de entrada impuestas por Israel, la harina se vende al mercado negro por|para precios desorbitados. Eso ha empujado grupos armados a controlar los convoyes, muchos de los cuales son interceptados o saqueados, a menudo por civiles desesperados. A pesar de los intentos de varias organizaciones —como la Fundación Humanitaria de Gaza, que ha distribuido más de 51 millones de comidas—, el entorno sigue siendo extremadamente volátil.
Los enfrentamientos y la escasez han causado centenares de muertos. El Comité Internacional de la Cruz Roja estima que más de 500 personas han estado abatidas por tiros de las FDI mientras intentaban acceder a ayuda, y algunos informes apuntan a órdenes explícitas de disparar contra civiles. Israel ha abierto una investigación por posibles crímenes de guerra a raíz de estas denuncias.
Mientras tanto, líderes tribales afirman que su implicación busca proteger la población y garantizar que la ayuda llegue a los que la necesitan. No obstante, la situación en Gaza sigue empeorando: con miles de personas viviendo entre escombros y hogueras, y un tejido social cada vez más roto, la franja se hunde en un escenario que muchos describen como postapocalíptico.