Días muy intensos en el Oriente Próximo. En plena guerra entre Israel e Irán, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha intensificado su discurso, combinando referencias históricas, apelaciones personales y una retórica de resistencia nacional para justificar las acciones de su gobierno y mantener una imagen de liderazgo sólido ante una opinión pública cada vez más dividida. De hecho, una de las escenas clave de esta narrativa se produjo en la ciudad de Beersheba, en el sur de Israel, donde un misil balístico iraní impactó directamente en el centro médico Soroka. La evacuación previa de los pisos superiores evitó una tragedia de grandes dimensiones, que habría podido convertirse en la peor masacre civil israelí desde el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. Precisamente, desde allí, Netanyahu pronunció un discurso solemne con el trasfondo de un hospital dañado, trazando paralelismos entre el momento actual y episodios heroicos del pasado.

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Netanyahu, en busca de la épica

Haciendo referencia a Ciro el Gran, el rey persa que hace 2.500 años liberó a los judíos del cautiverio en Babilonia, Netanyahu sugirió que ahora podría ser Israel a quien ayudara a "liberar" el pueblo iraní de su régimen clerical. "Ciro liberó a los judíos. Hoy, un estado judío puede ayudar a liberar a los persas", afirmó. Subrayó que, si bien el cambio de régimen no es una meta declarada oficialmente, sí que corresponde al pueblo iraní levantarse por su libertad, y que Israel puede contribuir a crear las condiciones para hacerlo posible.

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Este mensaje, cargado de un simbolismo histórico profundo, fue interpretado por muchos como una justificación ideológica para posibles acciones militares más agresivas. Sin embargo, varios analistas recuerdan que los intentos de cambio de régimen por la fuerza han generado resultados imprevisibles y catastróficos, como en el caso de Camboya con los Jemeres Rojos después de los bombardeos norteamericanos.

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Además de las metáforas bíblicas e históricas, Netanyahu añadió un toque personal que levantó todavía más polémica. Reveló que su hijo Avner ha tenido que posponer su boda por segunda vez a causa de los ataques con misiles. "Hay víctimas, familias en luto. Y mi familia tampoco ha quedado exenta". Un comentario, que ha caído bastante mal entre la población.

Un intento de empatía criticado

Este intento de mostrar empatía mediante la experiencia personal fue ampliamente criticado. Muchos israelíes consideraron ofensiva y desconectada la comparación entre el aplazamiento de una boda y la muerte o secuestro de familiares. Anat Angrest, madre de uno de los israelíes secuestrados por Hamás, respondió públicamente diciendo que hace más de 600 días que vive un infierno sin noticias de su hijo, recogía el The Guardian. El diputado Gilad Kariv calificó Netanyahu de "narcisista sin fronteras" y destacó que muchos ciudadanos no han aplazado una boda, sino que han perdido a sus hijos para siempre, destaca el mismo periódico británico.

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La mención de su esposa, Sara Netanyahu, como una "heroína" que soporta este coste emocional también fue motivo de burlas e indignación. Conocida por sus lujosos gustos y vida acomodada, muchos ciudadanos consideraron que el primer ministro banalizaba el dolor real de la población. Kariv afirmó que los verdaderos héroes son los médicos que trabajan en condiciones extremas, o los maestros que mantienen la educación activa en tiempo de crisis.

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El comandante iraní de la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, Amir Ali Hajizadeh (izquierda), y el general de brigada y comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Mohammad Pakpour (derecha) / EFE

Por otra parte, Netanyahu siguió reforzando el relato de un enfrentamiento entre civilización y barbarie. Acusó el régimen iraní de cometer crímenes de guerra por el bombardeo del Soroka y comparó la precisión de los ataques israelíes —supuestamente dirigidos contra infraestructuras militares— con la agresión indiscriminada de su enemigo. Aryeh Myers, portavoz de los servicios de emergencia israelíes, remarcó que el hospital atacado no tenía túneles ni ninguna presencia de Hamás, y que servía tanto a la población judía como la comunidad beduina del Néguev.

Desde Irán, sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, argumentó que el misil iba dirigido a una base militar próxima y que el daño en el hospital fue accidental. Sin embargo, las pruebas visuales y el impacto directo en el centro médico ponen en duda la versión iraní, a la vez que generan más tensión en la batalla de relatos.

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EFE

Los múltiples niveles de discurso

En este escenario cargado de simbolismo, dolor y propaganda, Netanyahu juega con múltiples niveles de discurso: el del líder histórico que se enfrenta al dolor, el padre de familia que sufre con su pueblo y la estratega global que pide apoyo internacional. De hecho, volvió a elogiar al expresidente norteamericano Donald Trump, a quien describió como un "gran líder mundial" y un "amigo de Israel", sugiriendo que el papel transformador que él imagina para su país solo se podrá alcanzar con alianzas potentes fuera de sus fronteras.

Este conjunto de mensajes muestra una estrategia comunicativa compleja, pero también arriesgada. Mientras Netanyahu intenta erigirse como figura casi bíblica capaz de reconfigurar el destino de la región, crecen las voces que lo consideran más preocupado por su imagen y por la permanencia en el poder que por la realidad cotidiana de los ciudadanos israelíes. En un momento de máxima tensión e incertidumbre, estas contradicciones pueden resultar decisivas para el futuro político del país y para la estabilidad del Oriente Medio.