En los libros de enología, hace años, se estudiaba que la viña crece en las latitudes 50-30 del hemisferio norte y 30-40 del sur. Pero el panorama internacional ha cambiando. ¿Es verdad que el cambio climático puede variar la localización de nuestros viñedos? ¿O sólo se trata de opiniones alarmistas? Una de las respuestas la da la elaboración de espumosos de calidad en el sur de Inglaterra, algo impensable hace treinta años. ¿Que Inglaterra y Gales hacen vinos? Pues sí, ¡sobre todo sparkling wines! Es una de las zonas vinícolas más beneficiadas del cambio climático. Está en la latitud 51, más allá de los límites donde la cepa puede cumplir su ciclo vegetativo. Pero ahora, gracias a la corriente del Golfo y a que los inviernos ya no hieren a las viñas, pueden crecer varietales aromáticas y con acidez. 

 

 

La sequía también afecta a los viñedos y a la elaboración del vino. En teoría, la sequía se puede definir como una situación temporal cuando no existen suficientes precipitaciones. Hay variedades más resistentes a la sequía, pero a grosso modo dan vinos de mayor contenido alcohólico, y de una calidad que podría quedar desequilibrada. Por eso es tan, tan importante la vendimia nocturna. Entre enero y octubre del 2022 tuvimos la etapa más cálida del año, y el cuarto más seco de la historia. Aún nos faltan, además, esas numerosas olas de calor estivales, que hacen que la producción mengüe, porque la misma planta se protege.

Las vendimias se han adelantado hasta dos semanas en algunas zonas y la uva tiene cada vez menor acidez. Normalmente, se marca la fecha de la vendimia por el nivel de azúcar. Como la madurez es precoz, se recogen la uva con las pepitas verdes y el PH elevado.

En general, en todas las zonas productoras de vino de calidad se sufre por un futuro incierto

En las regiones más cálidas encontramos uvas con condiciones de maduración excesivas pero con falta de complejidad aromática. Añadas donde la madurez de las pieles eran tan intensa por la insolación que los vinos se igualan en notas aromáticas. Pero no todo son malas noticias: Alemania es otra de las regiones vinícolas donde el cambio climático no solo no ha perjudicado su producción, sino que le ha permitido elaborar más blancos secos (Kabinett) que los dulces por los que era conocida; los bordeleses no temen a que la uva no llegue a su madurez fisiológica como hace treinta años. Aunque, en general, en todas las zonas productoras de vino de calidad se sufre por un futuro incierto. Las grandes compañías vinícolas internacionales han comprado tierras en las montañas de Chile, Argentina, Australia y Nueva Zelanda porque se cree que en el hemisferio sur el impacto será menor. También se hacen vinos en Finlandia, China, Tasmania o Canadà.