"Buen pan, buen vino y buena mesa es señal de buena casa". Este es el lema con el que Finorri se presenta al público. Con Josep Nicolau, Albert Soteras y Marc Vitega en la cocina, y Lluís Roig como sumiller en la sala, Finorri acaba de abrir puertas hace apenas un mes y ya se ha convertido en un imprescindible si quieres disfrutar de un restaurante con clase y una cocina de calidad.

Estilo clásico, ambiente moderno

Finorri me ha encantado. Sin rodeos. Cada uno tiene sus gustos, y a mí me encantan los restaurantes clásicos donde sirven cocina catalana. Un estilo parecido al de Ca l'Estevet, pero con un ambiente más cercano al del Glug. Finorri es el nuevo restaurante del hotel Condal que combina a la perfección el estilo clásico de manteles de tela y camareros uniformados, con vinos rompedores y algunos platos atrevidos. Es muy difícil conseguir esta unión sin que parezca artificial, y sobre todo cuando hace solo un mes que has abierto. Se trata de un restaurante de hotel que no lo parece. A diferencia de la mayoría de hoteles, a Finorri se accede directamente desde la calle, sin tener que pasar por ninguna recepción.

Sala del restaurante Finorri. / Foto: Alex Froloff
Sala del restaurante Finorri. / Foto: Alex Froloff

El espacio es muy elegante. Unas finas cortinas blancas decoran los ventanales que dan a la calle. Dentro, los camareros, vestidos de uniforme, te reciben en una sala cálida decorada con muebles de color verde oscuro. A la derecha hay un espacio ideal para tomar un cóctel, con mesas bajas y sofás rojos. A la izquierda, el comedor principal. Y en el centro, una gran barra con la cocina abierta en medio que invita a disfrutar del espectáculo de los fogones.

Si Finorri ha alcanzado el nivel que tiene con el poco tiempo que lleva abierto es gracias a la minuciosa preparación que se ha hecho antes de subir la persiana

Comida de categoría

La carta de entrantes del restaurante es excepcional. Con pocos platos fijos, pero muy bien hechos, la oferta cambia cada día según qué encuentran en el mercado. Las croquetas, por ejemplo, no son líquidas, sino cremosas, muy crujientes y con un sabor intenso a asado. También son espectaculares las gildas, las anchoas y los níscalos de temporada. Como platos principales, probamos el arroz de Pals con pescado, sepia y gamba roja. El arroz está cocido en su punto, el pescado es gustosísimo y la intensidad del sabor se adecua con la cantidad de la ración; más arroz habría sido demasiado, y con menos intensidad nos hubiera faltado sabor.

Níscalos de botón del restaurante Finorri. / Foto: Emma Porta
Níscalos de botón del restaurante Finorri. / Foto: Emma Porta

Los postres también son buenos, aunque bastante diferentes de lo que estamos acostumbrados. Aquí es donde luce la parte más moderna del restaurante. Es un movimiento arriesgado, porque los postres son un momento crucial de la comida; pero lo resuelven bien. De entrada porque en la carta de postres también hay diferentes opciones de vino dulce, una oferta poco habitual y que desde aquí celebro. Pero sobre todo porque los postres son buenos, como el helado de carquiñol con espuma de moscatel y naranja.

Arroz de Pals del restaurante Finorri. / Foto: Emma Porta
Arroz de Pals del restaurante Finorri. / Foto: Emma Porta

Si Finorri ha alcanzado el nivel que tiene con el poco tiempo que lleva abierto es gracias a la minuciosa preparación que se ha hecho antes de subir la persiana. La remodelación del hotel les ha permitido tener margen para organizarlo todo al milímetro. Desde la carta de vinos, hecha conjuntamente con Disfrutar, hasta la oferta de cócteles de autor exclusivos, que han elaborado con Paradiso.