Verdun es un muncipio francés donde en 1916 hubo una gran escabechina —casi ochocientos mil muertos, entre franceses y alemanes. El verdun también es un pajarito amarillo con toques verdes de la familia del pinzón. Verdun o Verdum es un pequeño barrio de Barcelona con forma de triángulo que limita con Roquetes, la Guineueta y la Prosperidad. El año 2000, Dani, cocinero de formación, después de años de rondar, decide volver al ruedo y montar un restaurante en el local de su familia. Será fundamental la mano de su mujer, Mireia, que comandando los fogones embaucará la parroquia desde el primer día.

«Nosotros queríamos que en el barrio hubiera un menú del mediodía que huyera de la ensalada verde y del bistec con patatas como única y triste propuesta», explican. Enseguida pusieron la imaginación y las ganas al servicio de los clientes para ofrecerles platos tan suculentos como la ensalada de naranja con bacalao, la caballa escabechada o las manitas de cerdo con langostinos. «La cocina catalana es muy rica y variada, el vuelco del año de los productos de temporada te permite cambiar casi cada día el menú». Ahora lo tienen en 14,5€ y a los mediodías La Forquilla es un hormiguero de parejas y grupitos que saben muy bien qué se cuece.

Ssam coreano rellenado con bacalao frito, jalea de manzana y mayonesa de chipotle

Hace cinco años Mireia y Dani decidieron que tocaba un cambio, así que reformaron el local y empezaron a abrir a las noches con una carta de platillos más atrevidos que les permitiera experimentar y acercar en el barrio todo lo que les gusta y van descubriendo. La pareja son del morro fino —uno de sus restaurantes preferidos es el mítico Bardeni- y les gusta estar al día y aprender de las diferentes tradiciones culinarias que van haciendo mella en Barcelona y alrededores.

De esta manera, han construido una carta de noche con adaptaciones caseras de platos como el ssam coreano (una hoja de lechuga normalmente "rellena" con carne pero que Mireia versiona con bacalao frito, jalea de manzana y mayonesa de chipotle, un bocado sencillo y bueno que se come con las manos, 10€) o uno taco de panxeta teriyaki muy jugoso y tierno (12€). Esta Navidad su focaccia de tartar de cigalas con el bisque de sus cabezas ganó el premio del concurso de aperitivos de Nou Barris. También lo aciertan con la baklava, un dulce delicioso de pistachos de tradición otomana.

Cuando invitas a alguien a cenar a tu casa lo que no tienes que hacer es precisamente que se sientan como en su casa, sino aprovechar para expandir sus horizontes gustativos, proponerles cosas nuevas, romper prejuicios y ampliar el campo de batalla

Al lado de mi mesa hay una mujer que come uno de los segundos del menú de hoy, un vindaloo, el popular curri indio de Goa, que tiene muy buena pinta. No tarda en hacer una mueca y decirle a su acompañante: «Creo que té lo tendrás que acabar tú, porque a mí no me gusta el picante». Dudo de que picara mucho y me hace pensar en la Fisher.

La genial M.F.K. Fisher, por fin traducida al catalán (gracias Alba Dedeu, gracias L'Altra Editorial!), nos dice En El meu jo gastronòmic que cuando invitas a alguien a cenar a tu casa lo que no tienes que hacer es precisamente que se sienta como en su casa, que tienes que aprovechar para expandir sus horizontes gustativos, proponerles cosas nuevas, romper prejuicios y ampliar el campo de batalla. Eso es lo que hacen cada día desde hace veintitrés años Mireia y el Dani con La Forquilla, su escuela de barrio.