Hoy visito el restaurante Santornemi en la avenida de Sarrià, justo al lado de la Diagonal de Barcelona. Así entre nosotros, hacía meses, por no decir años, que tenía pendiente visitarlo, pero no encontraba el momento.
Vayamos por partes, Laura y su hermano Àlvaro, oriundos de Tafalla (Navarra), trabajaron en el Gelida muchos años, ya sabéis, el famoso templo de los desayunos de tenedor de la calle Diputació que dirige con mano diestra Gerard y que justo hace un año abrió, en la misma línea y en la esquina contraria, el restaurante Migrat.
Por decirlo lisa y llanamente, en el Santornemi ofrecen cocina tradicional catalana a un precio imbatible
Pues bien, según me cuenta Laura, fue al cabo de un tiempo de trabajar en el Gelida cuando decidieron marcharse para abrir su propio negocio, con la mala suerte de que fue en junio de 2018, unos meses antes de la pandemia. Sobrevivieron esos meses como buenamente pudieron y hasta hoy. Actualmente, y con la marcha de Santi, el antiguo cocinero que también venía del Gelida, es Jorgina la que manda en los fogones, donde ya trabajaba de segunda de cocina desde que abrieron el Santornemi. Ella venía del restaurante El Jabalí, de ronda de Sant Antoni, que, por cierto, ahora ya está cerrado.

Viniendo de la galaxia Gelida es lógico que la oferta que presentan sea parecida. Así, ofrecen cocina tradicional catalana a un precio imbatible, por decirlo lisa y llanamente. Por otra parte, no disponen de menú, pero sí de una carta donde no encontrarás ningún plato por encima de los ocho euros y medio.
Hoy han acabado el capipota —cocinan unos cincuenta kilos a la semana—, por lo tanto, me pido medio plato de tripa de ternera para empezar, que encuentro tierna y sabrosa, mientras remojo el gaznate con una copa de vino de la casa, para que no se diga.
Aunque trabajan más al mediodía que por la mañana, suelen tener siempre el restaurante lleno de fieles vecinos y vecinas del barrio, muchos de los cuales son jubilados o jóvenes que prefieren no cocinar y que están encantados con la oferta del Santornemi, cansados de comer ceviches y sushi en los múltiples locales de la zona. Decir que por la noche no abren el restaurante, a no ser que tengan alguna reserva de un grupo numeroso; entonces abren a puerta cerrada.
En definitiva, el Santornemi es un restaurante de toda la vida donde pasar un buen rato en un ambiente familiar donde todo el mundo se saluda y se conoce. Fíjate en que hoy muchos comparten las experiencias de las vacaciones, que escucho sin querer zampándome un bacalao a la llauna con judías que resucitarían a un muerto.

Entre lo mejor de los guisos y platos de cuchara de nuestro recetario que ofrecen, los platos más solicitados por la clientela —aparte del popular capipota— son el fricandó, las albóndigas con sepia, la tripa de ternera, la carrillera al horno y los caracoles a la catalana, que la parroquia suele acompañar, si se da el caso, con judías, escalivada o patatas fritas de las de verdad.
Dejo para otro día que sea la hora de comer el pastel de queso hecho por Laura y que los vecinos de mesa se están ventilando con una sonrisa de oreja a oreja, ya que no soy de postres en los desayunos de tenedor. Como mucho, unos postres de músico o un poco de queso, eso todavía.