El huevo frito es uno de esos platos universales que no necesitan presentación. Su simplicidad es su magia: un poco de aceite caliente, una pizca de sal y la yema brillante que se funde al primer corte. Pero incluso en algo tan cotidiano hay espacio para la sorpresa. En las últimas semanas, se ha hecho viral en redes un truco que promete elevar el huevo frito a otro nivel: añadir unas gotas de vinagre a la sartén antes de romper el huevo. Puede sonar extraño, pero lo cierto es que funciona, y tiene una explicación científica.

El truco del vinagre en la sartén para freír huevos

El vinagre, con su característico toque ácido, no solo cambia el sabor del huevo, sino también su textura. Cuando entra en contacto con la clara, el ácido acético actúa como un coagulante natural, acelerando la solidificación de las proteínas. Esto se traduce en una clara más firme, blanca y compacta, sin esas antiestéticas burbujas o hilos que suelen quedar flotando en el aceite. A la vez, la yema se mantiene cremosa y brillante, logrando ese contraste perfecto entre el exterior crujiente y el interior suave que tanto gusta a los amantes del huevo frito.

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Huevo frito truco / Foto: Unsplash

Este truco no es nuevo. De hecho, en Francia y otras zonas de Europa se conoce desde hace décadas. Allí se preparan los llamados œufs à l’assassin, o “huevos asesinos”, donde se añade una cucharadita de vinagre de vino tinto sobre el huevo justo antes de terminar la cocción. El resultado es un plato con una profundidad de sabor inesperada, ligeramente ácido, que realza la grasa del aceite y el dulzor natural de la yema. Algunos chefs incluso utilizan vinagre balsámico o de sidra para jugar con los matices.

Más allá del sabor, el vinagre cumple otra función práctica: ayuda a reducir las salpicaduras de aceite. Su acidez cambia la tensión superficial del líquido en la sartén, haciendo que el huevo se fría de forma más uniforme y con menos riesgo de quemaduras. Además, esa ligera evaporación del vinagre contribuye a perfumar la cocina con un aroma sutil, que recuerda al de los huevos fritos de las antiguas casas de campo.

Un truco ideal para cocinar huevos fritos / Foto: Unsplash
Un truco ideal para cocinar huevos fritos / Foto: Unsplash

Algunos cocineros caseros han ido más allá y añaden también unas gotas al batido de huevos revueltos o tortillas, consiguiendo una textura más ligera y esponjosa. El principio es el mismo: el ácido ayuda a que las proteínas del huevo se descompongan de manera más uniforme, atrapando mejor el aire durante la cocción.

El vinagre cumple otra función práctica: ayuda a reducir las salpicaduras de aceite

Así que la próxima vez que calientes la sartén, no dudes en probar el truco del vinagre. No necesitas mucho, apenas unas gotas bastan para transformar tu desayuno o cena rápida en un pequeño lujo culinario. A veces, los grandes secretos de la cocina no están en los ingredientes exóticos, sino en reaprender a usar lo que ya tenemos en casa.