Uno de los trucos más sorprendentes que esconden muchos restaurantes asiáticos no tiene que ver con salsas exóticas ni con técnicas imposibles. El secreto está en algo tan sencillo como un polvo blanco que probablemente ya tienes en casa: el bicarbonato. El creador de contenido @elcofitnero ha querido desvelar este gesto aparentemente simple que marca una gran diferencia en la cocina. ¿Alguna vez te has preguntado por qué la carne en los salteados asiáticos es tan suave, jugosa y tierna? Pues bien, la respuesta está en una técnica que en inglés se conoce como velveting, o lo que es lo mismo, “aterciopelar” la carne. Y el truco consiste en un paso previo al cocinado que transformará por completo la textura de tu plato.
El truco del bicarbonato en la carne
El proceso es muy fácil de aplicar y no requiere ningún equipo especial. Simplemente, hay que marinar la carne cruda con bicarbonato durante unos veinte minutos. Puede ser carne de pollo, ternera o cerdo, dependiendo de la receta que estés preparando. El bicarbonato actúa sobre las fibras de la carne, rompiendo parcialmente su estructura y logrando ese efecto tan buscado: una textura sedosa, muy tierna y agradable al masticar. Esta es una técnica comúnmente utilizada en la cocina china y en otros países asiáticos, aunque en casa no suele conocerse tanto.
Una vez pasados los veinte minutos, no hay que olvidarse de un paso muy importante: enjuagar bien la carne bajo el grifo para eliminar cualquier exceso de bicarbonato. Esto es fundamental para que el sabor del ingrediente no se quede en el plato. Después de escurrirla, ya puedes usarla para elaborar cualquier receta salteada que te apetezca. Por ejemplo, un clásico como el salteado de pimiento verde y cebolla con pollo puede convertirse en una experiencia mucho más agradable simplemente aplicando este truco.
Con este truco la carne se cocina rápidamente sin endurecerse
El resultado es una carne que conserva sus jugos y se cocina de forma rápida sin endurecerse, perfecta para esos platos de sartén en los que todo se prepara en pocos minutos y a fuego alto. No es magia, es química culinaria, y lleva años usándose en cocinas profesionales sin que muchos lo supieran.

Así que la próxima vez que prepares un salteado, dale una oportunidad a este secreto milenario que ha permanecido oculto en muchas cocinas orientales. Quizá descubras que la diferencia entre lo casero y lo profesional estaba en una cucharadita de bicarbonato. Un gesto tan simple puede transformar tus platos por completo y acercarte a esos sabores que tanto disfrutas en tus restaurantes favoritos. No subestimes el poder de un ingrediente humilde cuando se usa con inteligencia.