Aunque las fresas son mundialmente conocidas y apreciadas como fruta, la botánica tiene una opinión distinta. Lo que la mayoría de nosotros considera una fruta por su sabor dulce, su textura jugosa y su atractivo color rojo, en realidad no lo es desde un punto de vista científico. Lo que comemos como “fresa” no es un fruto verdadero, sino un engrosamiento del receptáculo floral, es decir, una parte del tallo modificada que se ha vuelto carnosa y jugosa para proteger los verdaderos frutos. Esas pequeñas “pepitas” que se ven en la superficie de la fresa, y que a menudo pasamos por alto, son los auténticos frutos: se llaman aquenios, y cada uno de ellos contiene una semilla. Una sola fresa puede tener entre 150 y 200 de estas diminutas estructuras.

¿Sabías que las fresas no son una fruta?

El origen de esta planta se encuentra en Europa, donde la variedad silvestre crecía en regiones como los Alpes. Aunque comenzó a cultivarse en Francia hacia el siglo XV, fue durante la colonización de América cuando se descubrieron nuevas especies, como la Fragaria chilonensis en Chile. Esta variedad, cruzada con la especie europea Fragaria vesca, dio origen al fresón moderno: más grande, más sabroso y mucho más resistente al transporte. Gracias a estas mejoras, la fresa se expandió rápidamente por Europa, América e incluso ciertas zonas de Asia.

Fresas, un alimento icónico / Foto: Unsplash
Fresas, un alimento icónico / Foto: Unsplash

Hoy en día, las fresas florecen desde finales del invierno hasta el inicio del verano, por lo que su temporada de maduración abarca toda la primavera y parte del verano, especialmente entre marzo y julio. En su punto óptimo de maduración, desprenden un aroma dulce y penetrante que las hace fácilmente reconocibles.

El origen de esta planta se encuentra en Europa

Desde el punto de vista nutricional, las fresas son un alimento con bajo aporte calórico, ya que están compuestas en su mayoría por agua y una pequeña cantidad de azúcares como fructosa, glucosa y xilitol. Sin embargo, su gran atractivo nutricional es su elevado contenido en vitamina C, incluso superior al de las naranjas. Una ración de 150 gramos puede aportar 86 mg de esta vitamina, superando ampliamente las necesidades diarias recomendadas.

Fresa, un alimento lleno de nutrientes / Foto: Unsplash
Fresa, un alimento lleno de nutrientes / Foto: Unsplash

Además, las fresas son ricas en antioxidantes naturales como las antocianinas (responsables de su color), ácidos orgánicos y polifenoles como el ácido elágico. Estos compuestos, junto con la vitamina C, ayudan a proteger nuestras células del estrés oxidativo y contribuyen a mantener una buena salud. Así que la próxima vez que muerdas una fresa, recuerda: no es una fruta al uso, pero sí un auténtico regalo de la naturaleza.