Un pez aparentemente inofensivo y común en el Mediterráneo ha despertado la atención de científicos, pescadores y medios de comunicación por un motivo tan curioso como inquietante: puede provocar alucinaciones comparables a las del LSD si no se limpia correctamente antes de cocinarlo. Se trata de la salpa, también llamada salema, un pez que nada en aguas claras del Mare Nostrum y que, aunque no es especialmente codiciado en la gastronomía, sí forma parte de la tradición pesquera de muchas zonas costeras. Lo sorprendente no es su sabor ni su aspecto plateado, sino lo que puede suceder si se consume sin retirar sus vísceras: un auténtico viaje psicodélico no buscado.

Un pescado del Mediterráneo puede provocar alucinaciones si no lo limpias bien

La explicación se encuentra en su alimentación muy particular, basada casi en exclusiva en las hojas de posidonia oceánica, una planta que solo crece en el Mediterráneo y que desempeña un papel esencial en el ecosistema marino. En estas praderas submarinas habitan unas microalgas epífitas que, en ciertas épocas del año, producen toxinas capaces de acumularse en el cuerpo del pez, especialmente en el hígado y las vísceras. Cuando esas partes no se eliminan antes de cocinarlo, las toxinas pueden llegar al organismo humano, provocando síntomas que van desde mareos y desorientación hasta visiones intensas y coloridas comparables a un consumo accidental de alucinógenos.


Lo más llamativo es que todos los casos registrados de este fenómeno, conocido como ichthyoallyeinotoxismo, han ocurrido únicamente en el mar Mediterráneo. Nunca se han reportado situaciones similares en el Atlántico ni en otras aguas donde también habita este pez. Además, suelen darse con más frecuencia entre la primavera y el otoño, coincidiendo con el momento en que la salpa se alimenta con mayor intensidad de posidonia y, por tanto, acumula más cantidad de toxinas en sus órganos internos. Es un fenómeno raro, pero real, con varios episodios documentados en la literatura médica y científica.

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Estos casos solo se han documentado en el Mediterráneo / Foto: Unsplash

A pesar de lo que pueda parecer, no se trata de un riesgo extendido ni de un peligro cotidiano para quienes disfrutan del pescado fresco en la dieta mediterránea. En realidad, es bastante infrecuente que alguien consuma la salpa sin antes viscerarla correctamente, ya que esa práctica forma parte de la rutina habitual en la cocina y en la venta en mercados. Sin embargo, la mera existencia de este efecto secundario inesperado ha bastado para atraer la atención de curiosos y estudiosos de la gastronomía y la biología marina, convirtiendo a la salema en un ejemplo fascinante de cómo la naturaleza puede sorprendernos con fenómenos insospechados.

No se trata de un peligro cotidiano, pero sí que está documentado

Este pez nos recuerda que el mar esconde secretos más allá de lo evidente y que incluso especies poco valoradas en la mesa pueden guardar historias dignas de un reportaje. La salpa mediterránea, con sus posibles efectos psicodélicos, se ha ganado un lugar en la lista de rarezas gastronómicas, no por su sabor, sino por lo que puede llegar a provocar.