La patata de aire es uno de esos alimentos que desconciertan desde el nombre y sorprenden en cuanto se prueban. También conocida en muchos países como chayote, papa del aire o pera vegetal, este fruto de aspecto humilde esconde una versatilidad culinaria y un sabor difícil de encasillar. Quienes lo descubren por primera vez suelen coincidir en lo mismo: recuerda al pepino, tiene matices de patata y un fondo ligeramente dulce, casi como de pera. No es extraño que en los últimos años se haya convertido en una pequeña obsesión gastronómica y que su presencia en mercados y redes sociales vaya en aumento.

¿A qué sabe la patata de aire?

Visualmente, la patata de aire llama la atención por su forma de pera irregular, su piel verde brillante y, en algunos casos, por unas pequeñas espinas que le dan un aire casi prehistórico. Al cortarla, aparece una carne clara, firme y crujiente, con una textura que recuerda al membrillo joven o a una manzana poco madura. Su sabor es muy suave, lo que la convierte en una base perfecta para todo tipo de preparaciones, tanto saladas como dulces, ya que absorbe fácilmente los aromas y condimentos con los que se cocina.

Patata de aire / Foto: Unsplash
Patata de aire / Foto: Unsplash

Aunque en la cocina se trate como una verdura, desde el punto de vista botánico la patata de aire es una fruta, ya que contiene semilla y se desarrolla a partir de la flor. Esta dualidad explica por qué puede consumirse cruda o cocida, y por qué prácticamente todas sus partes son comestibles: la piel, la pulpa e incluso la semilla central. Procede de Centroamérica, donde se cultiva desde hace siglos y forma parte de la tradición culinaria de países como México, Guatemala o Costa Rica. Con el tiempo, su cultivo se ha extendido a regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo.

La planta crece como una enredadera vigorosa, capaz de trepar varios metros si encuentra soporte, y produce frutos de forma generosa. No es casualidad que en distintas culturas haya recibido nombres tan evocadores como chocho, mirliton, güisquil, choko o chuchu, todos ellos reflejo de su integración en cocinas muy diversas. En la gastronomía cajún, filipina, india o latinoamericana es habitual encontrarla en guisos, salteados o sopas.

Patata de aire en árbol / Foto: Unsplash
Patata de aire en árbol / Foto: Unsplash

Desde el punto de vista nutricional, la patata de aire destaca por ser ligera y muy saludable. Aporta pocas calorías, es rica en fibra, vitamina C, ácido fólico y minerales como el magnesio, y no contiene grasas ni colesterol. Por eso se ha ganado un hueco en dietas equilibradas y en recetas pensadas para cuidar la salud sin renunciar al sabor.

Es rica en fibra, vitamina C, ácido fólico y minerales como el magnesio, y no contiene grasas ni colesterol

En la cocina, su versatilidad es casi infinita. Puede rallarse en ensaladas, añadirse a cremas y sopas, saltearse como si fuera patata, rellenarse al horno o incluso incorporarse a postres gracias a su sutil dulzor. Combina especialmente bien con ajo, cítricos, pimienta y hierbas aromáticas. Basta con lavarla bien, pelarla si está madura y cortarla en dados o láminas para descubrir por qué esta patata de aire está dejando de ser un secreto y empieza a conquistar cocinas de medio mundo.