Sí, es una aceitera, pero no una cualquiera. Hablamos de la aceitera Marquina, la primera diseñada para evitar el goteo, algo muy común en el resto de los recipientes utilizados para guardar el aceite. Y sí, la inventó un catalán, Rafael Marquina, en 1961. Este diseñador y arquitecto dio con la tecla que faltaba para que una aceitera fuese perfecta, que no gotease y así evitar las complicadas manchas de aceite. Pero también consiguió que su invento fuese un objeto bonito, casi de decoración, de esos que te gusta poner en la mesa, incluso cuando tienes invitados especiales.

El invento catalán que todos tenemos en la cocina

“La forma de las aceiteras de la época indicaba claramente lo que se esperaba de ellas, pero la realidad dejaba mucho que desear. Esta última consideración me llevó a diseñar una aceitera que, además de una presencia digna, no necesitara explicaciones y cumpliera con el uso previsto sin inconvenientes”, comentó en su día el propio Rafael Marquina. Quien recibió el premio Delta de Oro (ADI-FAD) al mejor diseño industrial en ese mismo año.


Xavier Pagès-Corella, músico y compositor, tiene una cuenta en Instagram en la que, precisamente, cuelga contenido sobre su profesión. Pero entre partituras y curiosidades de la historia de la música, colgó un post sobre este diseñador catalán y su aceitera que me llamó mucho la atención. Y es que no solo me recordó que la aceitera antigoteo era un invento catalán, también me sorprendió saber que Rafael nunca patentó su invento y de ahí que hoy la podamos ver en miles de tiendas y su diseño se copie en todo el mundo. Aunque bien es cierto que no hubo patente, el arquitecto sí registró un modelo de utilidad (se trata de una protección más breve y sencilla que una patente). Es decir, si recibió una compensación económica, pero sus derechos terminaron y ahí empezaron las copias.

Hay más: un objeto de deseo

En su post, Xavier, da otro dato muy interesante que hace que se valore más el diseño de Rafael Marquina. La pieza que hay encima, por donde sale el aceite, se llama broc corb, que se podría traducir al castellano como “pitorro” o, técnicamente: caño curvado por donde sale el aceite. Lo gracioso de la palabra catalana es que un palíndromo, es decir, que se lee igual del derecho que del revés. Otra “perfección” más de este diseño que parece simple, pero que está lleno de detalles que lo hacen perfecto a la hora de cumplir un objetivo.

En la web de su hija, Nani Marquina, se vende la original a un módico precio de 60,50 €. Pero esta aceitera se puede encontrar en otras muchas tiendas, eso sí, sin la firma del autor y en materiales que suelen dejar mucho que desear

Ponerle pegas a un diseño que cuenta con premios y halagos por medio mundo puede sonar prepotente y considerarse una temeridad, pero… hay un pero, y se tiene que decir: el aceite se conserva mejor a oscuras. La aceitera antigoteo es perfecta para servir y aliñar, no para almacenar semanas en la cocina donde le puede dar el sol directo o la luz durante horas. Es mejor guardar el AOVE en cristal opaco (ámbar/verde) o lata, en un lugar fresco y sin luz. Por eso, si se tiene esta maravillosa aceitera, es mejor usarla con pequeñas recargas. Solo así tendrá el mejor sabor en el plato, conservando el mantel intacto.