En una despensa repleta de productos con fechas de caducidad y consumo preferente, hay un alimento que rompe todas las reglas del tiempo: la miel. Este producto natural, elaborado por las abejas, no solo no necesita una fecha de vencimiento, sino que puede conservarse durante años, incluso siglos, sin perder ni su sabor ni sus propiedades nutricionales. La miel ha acompañado al ser humano desde tiempos remotos. En excavaciones arqueológicas se han encontrado frascos de miel en tumbas egipcias con miles de años de antigüedad que todavía estaban en perfectas condiciones. Pero, ¿por qué este alimento no se estropea?
Olvídate de mirar la fecha: este producto no caduca
La clave está en su composición única. La miel es una sustancia viscosa, rica en azúcares naturales, que las abejas elaboran a partir del néctar de las flores. Este néctar pasa por un proceso de transformación dentro del cuerpo de las abejas: lo deshidratan, lo enriquecen con enzimas naturales y lo almacenan en las celdas de la colmena, donde lo sellan con cera. El resultado es un alimento estable, resistente al paso del tiempo y protegido de contaminantes externos. Entre sus propiedades más destacadas está su baja humedad y su alto contenido en azúcares, dos características que impiden el crecimiento de bacterias y mohos. Además, posee un pH ácido, lo que crea un entorno hostil para la mayoría de los microorganismos. También es higroscópica, es decir, tiene la capacidad de absorber la humedad del entorno, lo cual la mantiene en equilibrio y la protege de la proliferación microbiana.

Aunque con el tiempo la miel puede oscurecerse o cristalizarse, estos cambios son completamente normales y no indican deterioro. De hecho, la cristalización es una señal de que la miel es pura. Basta con calentarla suavemente al baño maría para devolverle su textura original.
Para conservarla en óptimas condiciones, lo mejor es guardarla en un frasco de vidrio hermético, alejada de la luz directa del sol y en un lugar fresco y seco. Así, se evita que adquiera olores del entorno o que se vea afectada por la humedad. Además de su larga vida útil, la miel es un alimento con numerosos beneficios para la salud. Es fuente de energía, contiene vitaminas, minerales y antioxidantes, y es conocida por sus propiedades antibacterianas. También se emplea tradicionalmente para aliviar el dolor de garganta, calmar la tos o tratar pequeñas heridas.

Por último, siempre que sea posible, es recomendable elegir miel local y artesanal, para apoyar a los apicultores de la zona y asegurarse de que se trata de un producto puro y de calidad. La miel no solo es deliciosa y saludable: es también eterna.