Sorpresa mayúscula en el sector de la restauración. A pesar de encontrarnos en pleno verano y de que muchos locales bajan la persiana unas semanas para irse de vacaciones, este fin de semana el restaurante Gegant anunciaba que baja la persiana para siempre. Una noticia triste e inesperada que hacían pública a través de una fotografía y un breve mensaje en las redes sociales. "El restaurante Gegant cierra sus puertas. Lo hemos disfrutado mucho. Gracias por vuestra acogida.", comunicaban el sábado.

Cierra el restaurante Gegant solo siete meses después de abrir

El hecho es de un impacto notorio, ya que este local situado en el número 93 de la calle Pujades ha bajado la persiana después de solo siete meses de trayectoria. Con una propuesta centrada en la cocina catalana y mediterránea, este establecimiento se había ganado el corazón de los vecinos del barrio gracias a una carta de calidad a precios asequibles y a un trato próximo. Sin embargo, el 1 de agosto sus responsables anunciaron por redes sociales que ponían fin al proyecto, agradeciendo el apoyo recibido pero sin especificar los motivos.

Este cierre se suma a una serie de bajas recientes en el panorama gastronómico del Poblenou, como las del Bar Bruxas y la cafetería Labath. La zona, que ha vivido una explosión de aperturas orientadas al público internacional, parece llegar a un punto de saturación, con una oferta creciente que a menudo no se traduce en estabilidad económica para los negocios. El encarecimiento de los alquileres y los costes asociados a la restauración habrían sido factores determinantes en esta nueva realidad del barrio.

Pollo asado a la catalana restaurando Gigante / Foto: Rosa Molinero Trias
Pollo asado a la catalana del restaurante Gegant / Foto: Rosa Molinero Trias

Precisamente, pocas semanas después de la apertura, desde La Gourmeteria reseñábamos el restaurante Gegant, catalogándolo como una de las aperturas más relevantes del 2025 en Barcelona. "Esta es la historia de un restaurante pequeño que hace una cosa gigante: la de practicar con amor y esfuerzo la cocina catalana, una tarea bien importante en los tiempos que corren, donde toda novedad foránea o prefabricada parece mejor que los manjares de siempre, que dejamos de cocinar". Con esta frase arrancábamos la descripción y el conocimiento de un restaurante que lideraba el cocinero Joan Vallès.

La oferta gastronómica del Gegant que había diseñado este chef, que había pasado por los fogones de Fermí Puig, Monocrom y Alkostat, hablaba claro y catalán. Podías probar una patata y judía con butifarra negra, trinxat, huevos rellenos, esqueixada, xatonada y escalivada (esta última, con anguila ahumada), terrina de cerdo, lentejas con codorniz y capipota guisado, bacalao con chanfaina. También al pil-pil, fricandó con setas de carrerilla, pollo asado a la catalana o lechales asados a la mostaza, sepia a la bruta, ternera con setas, flan o mousse de chocolate.

Escalivada con anguila en el restaurante Gigante / Foto: Rosa Molinero Trias
Escalivada con anguila en el restaurante Gegant / Foto: Rosa Molinero Trias

Una noticia que nunca nos gusta explicar, y que lamentamos profundamente porque deja huérfanos a los habitantes del Poblenou y de Barcelona. Un público catalán, local, arraigado con esta fantástica cocina catalana que podían probar día tras día y que baja la persiana, mientras que en los locales de al lado abren cadenas impersonales y completamente aisladas de lo que significa la comida en la ciudad condal y en Catalunya.