Según datos del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC) analizados por ACN, en Catalunya hay exactamente 106.942 vías públicas. Y aunque parezca una cifra imposible de asimilar, las estadísticas son claras: los nombres que más se repiten resultan sorprendentemente familiares. Carrer Major es el más abundante, presente en cientos de municipios. Le siguen Carrer de l’Església y Carrer de Catalunya, reflejo de una fuerte relación entre espacio, cultura e identidad. Pero los nombres de las calles no son neutros. Son una forma de relato, una manera de dejar constancia de lo que una sociedad valora... o silencia.

¿Cuáles son los nombres de calles más habituales en Catalunya?

Catalunya cuenta con 106.942 vías distintas: desde calles, plazas y pasajes hasta avenidas, senderos, glorietas y pasadizos.

 

Hombres, muchos; mujeres, pocas

Al observar los nombres propios que dan nombre a las vías públicas de Catalunya, aparece una diferencia difícil de pasar por alto. De los 500 topónimos urbanos más comunes, el 83% son masculinos. Y eso dice mucho sobre cómo hemos construido la memoria pública.

La diferencia es abismal. Y no es casual. Las calles, como las estatuas, han sido tradicionalmente espacios de reconocimiento masculino. Pero esta realidad también empieza a cambiar, poco a poco, con la incorporación de nombres femeninos cada vez más presentes en los nomenclátores municipales.

Pau Casals es el hombre más homenajeado en las calles de Catalunya, con 407 vías, mientras que Mercè Rodoreda lidera el ranking femenino con 138 calles. Otros nombres destacados son Pompeu Fabra, Joan Maragall, Antoni Gaudí y Àngel Guimerà, así como figuras internacionales como Fleming o Colom. Aun así, el desequilibrio de género es evidente: los nombres de mujer son minoría y aparecen a partir de las posiciones más bajas del ranking. Tras Rodoreda, encontramos a Montserrat Roig (108), Maria Aurèlia Capmany (78), Margarida Xirgu (46), Rosa Sensat (45) y Frederica Montseny (43).

 

Referentes culturales catalanes: los nombres más habituales

Pau Casals, nacido en el Vendrell, no solo fue uno de los mejores violonchelistas del mundo, sino también un símbolo del pacifismo, el exilio y la defensa de la democracia. Cuando pronunció el famoso “I am a Catalan” en la ONU en 1971, hizo que el mundo entero escuchara Catalunya con emoción. El Cant dels Ocells, que interpretaba como himno de paz, sigue resonando hoy en los momentos más solemnes.

Mercè Rodoreda, autora de La plaça del Diamant, fue la gran voz femenina de la literatura catalana del siglo XX. Exiliada tras la Guerra Civil, escribió desde el exilio y dio forma a una narrativa íntima y potente que pone en primer plano la experiencia de las mujeres en contextos de represión, guerra y silencio.

Que estos dos nombres sean los más homenajeados en las calles del país no es casual. Es identidad. Es cultura. Es memoria compartida. Y sí, también es una forma —silenciosa, pero constante— de decir quiénes somos y qué valoramos.

Un país verde: naturaleza y geografía en el mapa urbano

Los nombres de calles también revelan nuestra conexión con el territorio. Muchos de ellos hacen referencia a la naturaleza y a los accidentes geográficos que configuran el paisaje de Catalunya: el pi es el árbol más homenajeado, el rossinyol, el ave más presente, y el roser, la planta más popular.

Además, referentes geográficos como el massís de Montserrat o el riu Llobregat aparecen repetidamente en calles, avenidas y plazas. No es solo una cuestión de ubicación, sino de afecto colectivo: lo que forma parte de nuestro entorno natural, también entra a formar parte de nuestro mapa emocional.

Los accidentes geográficos también dejan huella en las calles catalanas. El massís de Montserrat da nombre a 470 vías —la mitad vinculadas al relieve y la otra mitad a la Verge de Montserrat—, especialmente en el Bages y el Alt Penedès. Le siguen el Montseny (244 vías), el Canigó (237), y otras cimas emblemáticas como el Cadí, el Puigmal o el Pedraforca, repartidas por comarcas como la Cerdanya, el Berguedà o el Solsonès.

Los vientos también tienen una presencia notable: la tramuntana da nombre a 233 calles y es muy habitual en l’Empordà. El llevant, el garbí, el mestral y el xaloc suman centenares de referencias más.

En cuanto a los ríos, el Llobregat encabeza la lista (101 vías), seguido del Segre, el Ter, l’Ebre, el Fluvià y el Francolí, todos ellos presentes en la toponimia urbana de forma destacada en las comarcas por donde pasan.

La naturaleza también está presente en las calles catalanas. El pi es el árbol más homenajeado, con 327 vías, seguido de l’alzina, el roure, l’olivera y l’ametller, todos con más de un centenar de menciones. En el ámbito floral, destaca el roser, con 151 calles, y la rosa, con 111, especialmente en comarcas como el Ripollès o l’Alt Urgell. Otras plantas habituales son la vinya, el romaní, la ginesta y el bruc.

El sol (212 vías) y el mar (126) también aparecen con frecuencia, sobre todo en municipios costeros como los del Tarragonès y el Baix Empordà.

En cuanto a animales, aunque su presencia es más reducida, destacan especialmente las aves: el rossinyol es el ave más presente (60 calles), seguido de l’oreneta, la perdiu y la cadernera. Entre los mamíferos, solo el esquirol (27) y la llebre (17) tienen una presencia destacada.

Referencias al 1 d'Octubre

El 1 d'Octubre de 2017 es la última gran incorporación al mapa de las calles catalanas. Desde aquella fecha, hasta 160 municipios han bautizado calles con nombres como U d’Octubre, 1 d’Octubre de 2017 o Primer d’Octubre, demostrando que las calles también reflejan momentos políticos clave.

Otras efemérides con presencia destacada son:

  • Onze de Setembre, con cerca de 300 vías

  • Primer de Maig, con unas cincuenta

  • 2 de maig, con unas treinta

En cuanto a instituciones, Ajuntament y Generalitat son las más citadas, con unas 130 vías cada una, seguidas de la Constitució (87), la Diputació (86), las Corts y l’Estatut, con una treintena cada una.