La visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la final del US Open entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, ha alterado el protocolo habitual del torneo del día de la final. En concreto, la organización y los cuerpos de seguridad desplegó este domingo un dispositivo especial, y es que desde la noche anterior se inspeccionó de forma exhaustiva los aledaños de Billie Jean King National Tennis Center, situado al lado del parque de Corona Park-Flushing Meadows, en el distrito de Queens. A pesar de los intentos de la organización, Trump, que estaba invitado por la firma Rolex, no ha podido evitar un sonoro abucheo cuando ha aparecido en el estadio. La presencia de Trump a la final ha provocado que todo se ralentizara y se colapsaran los accesos, una situación que ha obligado a retrasar la final 30 minutos. Los tenistas ya estaban en la pista cuando aproximadamente 5.000 personas todavía estaban intentando entrar.

Las pantallas de la pista han oscurecido la imagen cuando Trump se levantó en el palco para escuchar el himno, como si no estuviera en el recinto. Una vez se ha desplegado una bandera gigante y el presidente ha hecho el saludo militar, la organización ha evitado enfocarlo. La única vez que lo han enfocado las cámaras y ha aparecido al videomarcador se han oído aplausos, pero todavía más silbidos por parte del público.

Medidas de seguridad

La Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) ha puesto en marcha una estrategia comunicacional sin precedentes ante la presencia de Trump. La organización ha pedido a las cadenas con derechos de transmisión que evitara mostrar cualquier reacción adversa por parte del público contra el presidente estadounidense. Un documento interno revela que había una planificación detallada que incluía directrices específicas para medios televisivos y radiofónicos. El objetivo de la medida era minimizar la exposición mediática de posibles broncas o manifestaciones de descontento, para preservar la imagen institucional del torneo, según informó un periodista especializado en el blog Bounces que tuvo acceso al correo electrónico interno en el cual se especificaba la consigna.

La organización del torneo, que ha acabado ganando Carlos Alcaraz, tenía previsto que Trump apareciera en las pantallas del estadio, con capacidad para casi 24.000 personas, y así sucedió. Aprovecharon a hacerlo durante el himno, momento en el cual los estadounidenses muestran el máximo respeto, aunque igualmente se escucharon silbidos. Cuando acabó el primer set, apareció de nuevo en el videomarcador y volvió a ser abroncado, Trump reaccionó con soberbia y elevando el puño.

No es el primer acontecimiento deportivo en el cual ha sido abroncado. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha asistido a la Super Bowl en Nueva Orleans y a las 500 Millas de Daytona, así como a combates de la UFC en Miami y Newark, al campeonato de lucha libre de la NCAA en Filadelfia y a la final de la Copa Mundial de Clubs de la FIFA en East Rutherford (Nueva Jersey). Lo sorprendente de ser tan abroncado a la final del tenis, es que se celebra en Queens, donde nació Trump y durante décadas fue un magnate inmobiliario de la zona de Nueva York, y antes de dedicarse a la política ya asistía al torneo y aparecía en las pantallas del estadio sentado en el palco de su empresa. La última vez que había asistido al torneo fue el 2015, en plena campaña por las primeras elecciones, en un partido entre las hermanas Venus y Serena Williams. En aquel momento, también fue fuertemente abroncado.