Tal día como hoy del año 1953, hace 72 años, el gobierno irlandés evacuaba a las últimas familias que habitaban el pequeño archipiélago de las Blasket. Este pequeño archipiélago está situado en el extremo sudoccidental de la isla de Irlanda y es de soberanía irlandesa, y había estado poblado de forma ininterrumpida desde el neolítico (5000 – 4000 aC). Pero las duras condiciones de vida que ofrecían en la contemporaneidad (no se habían beneficiado de la evolución tecnológica que había impulsado la revolución industrial) y la dificultad para establecer unas mínimas estructuras del estado del bienestar (educación, sanidad) animaron al gobierno irlandés a evacuar a la población.

En 1900, la población de las islas Blasket (Inis Tuaisceart, en gaélico) era de 199 personas, pero durante la primera mitad del siglo XX (1900-1950) un fuerte fenómeno migratorio hacia la isla de Irlanda y hacia los Estados Unidos había provocado una pérdida del 85% de la población. En 1953, en la víspera de la evacuación, la población de las Blasket era de 24 personas. Los últimos pobladores de las Blasket fueron, en parte, reubicados en la península de Dingle (condado de Kerry, suroeste de Irlanda) y, en parte, emigraron a Springfield (Massachusetts, Estados Unidos), destino de las primeras oleadas migratorias del siglo XX.

El gaélico era la lengua histórica de las islas británicas y la mayoritaria de sus sociedades desde la expansión celta de la edad de los metales (2000 – 1000 a.C.) y hasta las ocupaciones romana (siglos I a IV) y germánica (siglos V a X).  Los últimos pobladores de las Blasket eran el último reducto monolingüe de gaélico y de etnia celta, pero los que se establecieron en la península de Dingle tuvieron que adaptarse a un entorno bilingüe dominado por el inglés. Y los que emigraron a Springfield sintieron que formaban un islote gaélico en medio de un océano angloparlante y abandonaron el uso de la lengua, hecho que provocó la rotura de la cadena de transmisión generacional.