Transcurridas 24 horas de las diferentes reuniones en la Casa Blanca entre Donald Trump, Volodímir Zelenski, Ursula von der Leyen, los líderes de los principales países de la Unión Europa así como el secretario general de la OTAN y el primer ministro del Reino Unido, la situación está dominada por tres elementos claros: en primer lugar, la aceptación de que Ucrania tendrá que hacer concesiones territoriales dolorosas para llegar a una paz definitiva con Rusia; en segundo lugar, que Estados Unidos solo se involucrará para garantizar la paz después de que Zelenski haya dado su brazo a torcer en beneficio de Putin, algo que incomoda de manera significativa a los europeos, que tenían otro guion; y, finalmente, el elocuente silencio de Putin, que ha recuperado, guste o no, su papel en la escena internacional.
El máximo movimiento que ha hecho el Kremlin ha sido abrir la puerta mínimamente a una reunión en Moscú entre Putin y Zelenski. Eso sí, una vez que las delegaciones de ambos países hayan avanzado significativamente en lo que sería una propuesta de plan de paz. De encima de la mesa ha desaparecido, parece que definitivamente, la opción de un alto el fuego previo, como querían Ucrania y los líderes europeos, para poder negociar la paz sin el ruido de las bombas y un número de muertos indeterminados cada día. Esa baza la ha matado el propio Trump, para satisfacción de Putin, y el presidente estadounidense le ha comprado absolutamente el relato al líder ruso, quien, en síntesis, venía a decir que no tenía ningún interés en un alto el fuego para empezar a negociar.
El cinismo de Trump busca que los europeos presionen a Zelenski con que el momento es ahora, antes de que Putin se arrepienta y opte por proseguir la guerra
Vamos a ver a partir de ahora cómo se conjugan las prisas de Trump por acelerar el acuerdo de paz, con una situación tan etérea como la actual, en la que realmente Zelenski aparece como un claro derrotado, después de más de tres años de guerra. El presidente de Estados Unidos aprovechó una entrevista en televisión para apuntar que en Europa hay dirigentes políticos que no están preparados para un acuerdo urgente y que no les importa que sigan muriendo personas en Ucrania. El cinismo de Trump, relatando una de las conversaciones privadas de este lunes en la Casa Blanca, busca, sin duda, que los europeos presionen a Zelenski con que este es el único acuerdo posible y que el momento es ahora, antes de que Putin se arrepienta y opte por proseguir la guerra.
La distribución de unas imágenes por parte del equipo de la Casa Blanca de una reunión privada en el Despacho Oval, que mantuvieron todos los líderes desplazados a Washington para reunirse con Trump, es realmente tremenda y a buen seguro va a dar que hablar por su elocuencia. Allí aparece Trump detrás de su reconocida mesa, en una posición de indiscutible liderazgo, y, enfrente, en una única fila, todos los demás escuchándole atentamente. Los ocho dirigentes —Zelenski, Von der Leyen, Merz, Macron, Starmer, Meloni, Rutte y Stubb— superan, en un semicírculo imperfecto, de sobra la dimensión del pequeño escritorio de la Casa Blanca, lo que transmite aún más la idea de Trump reunido con unos simples monaguillos. A los mandatarios, ajenos al impacto mundial de esta foto, se les ve distendidos. La Casa Blanca distribuyó las dos fotos conjuntamente con un mensaje en medio: "Paz mediante la fuerza", el nuevo lema de Trump.