Tal día como hoy del año 1995, hace treinta años, se celebraba el segundo —y, hasta ahora, último— referéndum por la independencia de Quebec. Aquel referéndum fue organizado por la Asamblea Nacional de Quebec (el Parlamento quebequés), de acuerdo con la Ley sobre el futuro de Quebec (aprobada por la misma cámara el 6 de diciembre de 1994) y la Ley del referéndum (aprobada, también, por la misma cámara el 12 de junio de 1995). Aquel referéndum fue impulsado por el partido del gobierno, el Partido Quebequés, y, especialmente, por su líder y primer ministro de Quebec, Jacques Parizeau.
El acuerdo de celebración del referéndum había sido aceptado por la inmensa mayoría de las fuerzas parlamentarias de la cámara: el Partido Quebequés, el Bloque Quebequés y la Acción Democrática de Quebec. Y en la ley aprobada por la Asamblea Nacional se decía que, si la sociedad quebequesa apoyaba el proyecto de independencia, las negociaciones con el gobierno central canadiense y con el resto de provincias autónomas canadienses no debían durar más allá del 30 de octubre de 1996, a menos que la Asamblea Nacional decidiera alargar este proceso.
La participación fue la más alta de la historia de Quebec: votaron más de 4.757.509 de ciudadanos y ciudadanas, que representaban el 93,52% del censo electoral. Se contabilizaron 86.501 votos nulos y quedaron 4.671.008 papeletas válidas. Y el resultado fue de 2.308.360 votos a favor de la independencia (que representaban un 49,42% de las papeletas válidas) y 2.362.648 votos en contra de la independencia (que representaban el 50,58% del total de votos emitidos). La diferencia entre ambas masas fue tan solo de 54.288 votos (el 1,16% de las papeletas escrutadas).