"Estamos en shock, rotos. Una cacería humana tiene consecuencias. El acoso produce profundo dolor. El acoso a José María Ángel le lleva a tomar ciertas decisiones". Estas declaraciones son de Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y secretaria general del PSPV-PSOE y se han producido horas después de que se supiera que el excomisionado del gobierno para la reconstrucción del País Valencià tras la DANA intentara quitarse la vida y una semana después de que tuviera que dimitir por falsificación de un título universitario de su curriculum académico.
Más allá de desear una pronta recuperación a José María, como a cualquier persona que se pueda sentir en una situación tan límite como para querer quitarse la vida, es necesario hacer una serie de reflexiones al respecto y situar un mínimo contexto. ¿Realmente ha habido una cacería mediática o política? ¿Cuántos días ha estado en los medios de comunicación la noticia de la falsificación del curriculum? ¿Acaso no era verdad que durante años se ha aprovechado económicamente de una situación que era fruto de una mentira? Al ver salir en tromba al gobierno español, empezando por su presidente Pedro Sánchez, avalando la teoría del acoso, uno tiene más la impresión de utilización de una desgracia que de una reflexión honesta sobre las cacerías personales que se practican en muchas ocasiones.
Los que llevan años deshumanizando a los independentistas sin justa causa, ni base real, salen ahora reclamando que sus delitos no se pongan en evidencia. La deshumanización del adversario les ha parecido legítima hasta que se les ha vuelto en contra o peor aún: hasta que han necesitado de sus votos para seguir gobernando. Entonces ya no eran unos golpistas y había que rebajar el lenguaje insultante empleado con ellos. Porque en el mundo independentista no hay o no se conocen dirigentes o colaboradores significativos de la cúpula del procés que haya intentado acabar con su vida. Pero sí hay personas que han estado a punto de morir o han tenido problemas de salud graves por los ataques injustos e inventados que recibían.
La deshumanización del adversario les ha parecido legítima hasta que se les ha vuelto en contra
Hablamos de los famosos espías rusos, por poner uno de los ejemplos más kafkianos y de mayor capacidad de inventiva que se han llegado a publicar. Aquella supuesta trama del Kremlin, que, según se decía, trataba de apoyar a los independentistas cuando el proceso separatista por órdenes ni más ni menos que de Vladímir Putin, fue finalmente archivada por el Tribunal Supremo en marzo de 2025, al cerrar la pieza del juez Aguirre. ¿Quién no recuerda las famosas penas de Telediario con que se procedía a detener a independentistas que después de todo el montaje policial y judicial el caso quedaba mucho tiempo después en nada?
Eso sí era una cacería y además muy salvaje e inhumana. No ha habido una disculpa de toda aquella persecución, como mucho, los socialistas han pasado una discreta página a medida que han ido necesitando primero los votos de Esquerra y después de Junts. Se han normalizado sus catorce votos en el Congreso, pero la reparación no ha existido o ha sido con la boca pequeña. Lo del caso del exdelegado de la DANA no tiene nada que ver con una cacería. Fue descubierto y tuvo que dimitir el pasado 31 de julio. Estamos a día 8 de agosto y su caso ya no estaba en los medios de comunicación. Hay que ser más prudente con determinadas declaraciones graves cuando se es ministra. Y más de Universidades.