Después de su contundente derrota parlamentaria de las 37 horas y media como nueva jornada laboral, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se despertaba este jueves con una nueva ocurrencia: alargar hasta diez días el permiso por defunción de un familiar y, a la vez, incorporar un nuevo permiso retribuido para atender a familiares en proceso de cuidados paliativos. En este caso, el debate de Díaz ha nacido casi muerto porque el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha pinchado el globo y le ha pedido que busque un equilibrio con las empresas y también le ha recordado que cualquier reforma laboral de este tipo debe hacerse de la mano del tejido empresarial.
Hasta aquí la última ingeniosidad de Díaz. Como el brío por aparecer con iniciativas implacables de su competencia no es casual, hay que acudir a los sondeos que periódicamente se publican para encontrar la razón de tanta garra. No uno, sino dos, tres y muchos más, vaticinan un desplome de los 26 escaños que Sumar obtuvo en 2023. Los muy pesimistas, incluso, apuntan a que Podemos, la formación de Pablo Iglesias, podría hacerle el sorpaso con una candidata como la eurodiputada Irene Montero. Sea como sea, es más que evidente que el desplazamiento de Pedro Sánchez hacia la izquierda ha absorbido una parte de su electorado, deteniendo la sangría del PSOE, que incluso ha remontado, pero alejándose de la suma de escaños entre el Partido Popular y Vox.
Justo lo contrario de lo que pasa en el bloque del centroderecha, donde el PP pierde fuelle y la formación de Abascal demuestra una enorme resiliencia con encuestas que lo sitúan rompiendo la barrera del 18% de los votos y los 60 escaños, actualmente tiene 33 parlamentarios. Este escenario, en un Madrid siempre dispuesto a escuchar el último rumor que se propaga, ha desatado los análisis de periodistas cercanos al PSOE y a la Moncloa especulando sobre si Pedro Sánchez iba a aprovechar una ventana de oportunidad para adelantar las elecciones si la diferencia entre el PP y el PSOE se apretaba y la dependencia de los populares de la ultraderecha era excesiva. Si así fuera, los cocineros políticos de la Moncloa sostienen que la nueva legislatura sería muy corta y ello no dejaría de ser un aliciente para el PSOE.
Yolanda Díaz busca ocupar su espacio en los telediarios, aunque todo sea humo y no desemboque en aprobación alguna
Sea como sea, ese ambiente de nuevo ciclo electoral a partir de la primavera ha cuajado y todos los partidos se han puesto ya en modo preelectoral. Nadie quiere ser cogido en falso si Sánchez aprieta el botón nuclear de ir a las urnas. Los populares han perdido aquella seguridad que transmitían antes del verano y ahora reconocen sentirse preocupados por no controlar los temas de debate político —Palestina, mala gestión en muchas autonomías, Andalucía, Valencia, Castilla-León— y la ausencia de un liderazgo fuerte por parte de Alberto Núñez Feijóo. Tienen, eso sí, los temas judiciales que persiguen al PSOE, al fiscal general del Estado y a la familia del presidente, de enorme calado, pero que necesita ser alimentado con noticias de grueso calibre para despertar un interés complementario por parte de la ciudadanía.
Y, en medio de todo eso, Yolanda Díaz busca ocupar su espacio en los telediarios, aunque todo sea humo y no desemboque en aprobación alguna.