La bola de Donald Trump hacia el Premio Nobel de la Paz explotó con una fuerza inusitada pocos segundos después de las 11 horas en Catalunya, cuando el Comité del Nobel anunció solemnemente a través de su presidente Jørgen Watne Frydnes —un conocido defensor de los derechos humanos— que la opositora venezolana María Corina Machado había sido escogida como la galardonada con el premio este 2025. Las presiones de todo tipo de Trump no tuvieron recompensa y tampoco las supuestas amenazas al gobierno noruego con la imposición de aranceles, la verdadera bomba nuclear para las economías y que el presidente norteamericano parece decidido a utilizar a su antojo. Solo hace falta ver el nuevo caos que desencadenó este viernes cuando amenazó a China con aranceles masivos y con cancelar su reunión con el presidente Xi Jinping. Las bolsas empezaron a caer con estrépito y el verde de los parqués desapareció de golpe y se extendió el color rojo en pocos minutos.

A María Corina Machado, la líder de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, la considera el jurado una campeona de la lucha por la paz y el premio se le otorga por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia. La cobra de los componentes del Comité del Nobel a Trump es realmente significativa y de una gran sutileza. Seguramente, ante la imposibilidad de las autoridades noruegas por chocar abruptamente con el presidente norteamericano, el jurado ha escogido una persona de su círculo político y que le iba a ser difícil de criticar la decisión. Su ilimitado ego no le permitió guardar silencio, aunque la celeridad de Corina dedicando el premio al pueblo venezolano y extendiéndose en elogios hacia Trump por el decidido apoyo a su causa, aminoró sin duda su reacción. Es de sobra conocido que Trump había expresado su deseo por conseguir el premio, algo que ambicionaba desde que en 2009 lo ganara el expresidente Barack Obama, a quien había criticado extensamente estas semanas por obtenerlo, según él, sin hacer absolutamente nada, salvo destruir EE.UU.

Trump había expresado su deseo por conseguir el premio, algo que ambicionaba desde que en 2009 lo ganara el expresidente Barack Obama

Esta presión subió un escalón tras el acuerdo entre Israel y Hamás de principios de esta semana, que Trump ha impulsado con energía y también con éxito, y que ha permitido un esperanzador alto el fuego y el inicio de un plan de paz, que se concretará en sus primeros puntos en los próximos días con la entrega de los rehenes secuestrados por Hamás hace ahora dos años y la liberación de un importante número de presos por el gobierno hebreo. Su reivindicación de que había resuelto ocho guerras, entre ellas los conflictos de Camboya-Tailandia, Kosovo-Serbia, República Democrática del Congo-Ruanda, Pakistán-India, Israel-Irán, Egipto-Etiopía y Armenia-Azerbaiyán y el más reciente entre Israel y Hamás o llegó tarde o no fue suficiente. Pero, en cambio, con la entrada en vigor del alto el fuego este viernes al mediodía, decenas de miles de palestinos desplazados al sur de la Franja de Gaza han empezado a emprender el camino de vuelta hacia lo que fue su hogar y que tuvieron que abandonar en las zonas del norte del enclave.

Siempre vinculada Corina Machado a la oposición democrática, desde posiciones, eso sí, muy derechistas y cercanas al liberalismo económico, habrá que ver qué papel juega en la Venezuela del futuro. En 2012, disputó sin éxito el liderazgo opositor a Henrique Capriles y hace cuatro años apoyó el intento de crear gobierno paralelo de Juan Guaidó. Hace tres años, se disparó su popularidad y tomó el liderazgo político y simbólico de la oposición al gobierno chavista. En los últimos tiempos ha abogado por un golpe de Estado impulsado por Estados Unidos en su país, algo que tiene ahora toda la fuerza con la posición de Trump aparentemente decidido a proceder a un cambio de régimen en la zona a donde ha desplazado fuertes contingentes militares para acabar con el tráfico de droga procedente de Venezuela. Según el The New York Times el presidente Nicolás Maduro ofreció recientemente a la administración Trump abrir todos los proyectos petrolíferos y auríferos existentes y futuros a empresas estadounidenses, conceder contratos preferenciales a empresas estadounidenses, invertir el flujo de exportaciones de petróleo venezolano de China a Estados Unidos y reducir drásticamente los contratos energéticos y mineros de su país con empresas chinas, iraníes y rusas. Trump rehusó este ofrecimiento, lo que ha alimentado los rumores de que su objetivo final es bastante superior.

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