El FC Barcelona vive días de tensión. Dos derrotas consecutivas, ante PSG y Sevilla, y una victoria agónica frente al Girona, han encendido todas las alarmas. El equipo de Hansi Flick ha perdido chispa, energía y claridad. Falta intensidad, hay desajustes tácticos y un evidente bajón físico en las segundas partes. En este contexto, una voz dentro del vestuario ha decidido hacerse escuchar: Marcus Rashford.

El delantero inglés ha pedido un cambio en el once titular. No se trata de una exigencia caprichosa, sino de una reivindicación deportiva. Rashford quiere jugar como ‘9’ puro, como referencia ofensiva, desde el primer minuto. Considera que su potencial se desperdicia pegado a la banda, donde se ve obligado a correr hacia atrás, presionar y recibir de espaldas. En cambio, en el centro del ataque se siente más libre, más peligroso, más cerca del área, donde su potencia y su definición pueden marcar diferencias.

Rashford Barça Girona EFE

Rashford pide mantener el cambio del pasado sábado ante el Girona

El técnico alemán ya valoraba mover al inglés al eje del ataque. De hecho, en el último partido ante el Girona, Flick lo probó unos minutos como delantero centro. El resultado fue inmediato: Rashford generó más ocasiones, atacó mejor los espacios y el equipo ganó profundidad. No fue casualidad. Flick lo sabe y Rashford también.

Sin embargo, para consolidar ese cambio el entrenador necesita recuperar piezas clave. Especialmente a Raphinha, que podría ocupar la banda izquierda y devolver el equilibrio al ataque. Sin el brasileño, el técnico se ve forzado a mantener a Rashford en el costado para no dejar desprotegido ese sector. La decisión final podría tomarse antes del partido de Champions League frente al Olympiacos, este martes 21.

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Liberarle de la presión es clave en su rendimiento

Ese encuentro servirá como ensayo general antes del Clásico contra el Real Madrid, el domingo 26 en el Santiago Bernabéu. Flick quiere llegar a ese duelo con el equipo reconocible: presión alta, velocidad y agresividad ofensiva. Sabe que el Barça no puede permitirse otro partido plano, sin intensidad ni profundidad. Y Rashford, en su nueva posición, puede ser la llave para recuperar la pegada perdida.

El técnico alemán ha detectado el problema desde la raíz. El Barça ya no presiona arriba con la misma coordinación. El bloque se parte, el rival sale con facilidad y el equipo pierde su identidad. La solución pasa por reorganizar la primera línea de presión. Con Rashford centrado y extremos más trabajadores, el sistema podría volver a funcionar. Su menor implicación defensiva sería menos costosa si el resto de líneas recuperan su intensidad.