El FC Barcelona logró una victoria agónica ante el Girona gracias a un gol de Ronald Araújo en el último segundo. Un triunfo que dio oxígeno al equipo, pero que también dejó muchas sombras. Entre ellas, la actuación de Marcus Rashford.
En el primer tiempo, Rashford actuó en su zona natural, el extremo izquierdo. Intentó desbordar, buscó diagonales y probó suerte con una falta directa que se estrelló en el travesaño. Fue su única acción destacada. El resto del tiempo pasó desapercibido. Le faltó chispa, velocidad, agresividad. Y lo peor: no estuvo acertado ni intenso en la presión. En definitiva, aquello por lo que el Barça apostó fuerte para traerlo.

Rashford solo mejoró cuando jugó en el centro del ataque
En la segunda mitad, Flick decidió moverlo al centro del ataque. Y ahí cambió el panorama. Rashford generó más peligro, abrió espacios y tuvo una ocasión muy clara que no logró concretar. Jugó mejor. Mucho mejor. El técnico alemán lo sabe: el inglés se siente más cómodo como ‘9’ que en la banda. Sin embargo, esa no era la idea inicial.
El fichaje de Rashford se justificó como una pieza polivalente, capaz de dar descanso tanto a Raphinha como a Lamine Yamal. Y, en casos puntuales, relevar a Robert Lewandowski o a Ferran Torres en el centro. Pero esa versatilidad, que debía ser su gran virtud, empieza a convertirse en un problema. En el cuerpo técnico hay división. Algunos creen que debe probar más tiempo como delantero centro. En esa posición no se le nota una de sus grandes carencias: la falta de implicación defensiva.

Rashford no da la talla en la posición para la que fue fichado
Las dudas han llegado al despacho de Hansi Flick. El técnico alemán, meticuloso y exigente, ha empezado a analizar su caso en profundidad. Sabe que Rashford tiene talento, velocidad y experiencia, pero también que su rendimiento genera interrogantes.
En el vestuario, varios jugadores comentan en voz baja su situación. Nadie duda de su calidad, pero algunos creen que no se ha adaptado ni al ritmo ni al estilo del Barça. Y que su mejor versión solo aparece en una posición que solo debería ocupar ocasionalmente. Flick, por su parte, aún confía en poder recuperar su mejor versión, pero el tiempo corre. Si el inglés no reacciona pronto, podría perder su sitio en el once y, lo que es peor, la confianza del entrenador. En el centro jugará poco. Y deja mucho que desear ante lo que se le exige en la banda.