El Girona consigue, por fin, lo que lleva persiguiendo desde hace años: el ascenso a Primera División. A falta de una jornadas para el final de Liga, los gerundenses se sacan un peso de encima y se preparan para una temporada ilusionante en que el Barça, el Real Madrid o el Atlético visitarán el estadio de Montilivi.

El ascenso ha sido consecuencia inevitable de una temporada muy regular. El Girona ha sabido aguantar de pie cuando la suerte y los resultados no han acompañado y hoy recoge el premio a la persistencia. El equipo se instaló en la segunda posición en la jornada 15 para no moverse hasta el día de hoy. 27 partidos y seis meses después, el ascenso es una realidad por méritos propios. En una Liga tan larga y exigente como la Segunda División, la gesta de los hombres de Pablo Machín todavía cobra mayor trascendencia.

El Girona afronta el último partido sin nada en juego. El equipo viajará a Córdoba para bajar la persiana del mejor año de la historia del club. Y lo hará sin presión porque ha hecho los deberes cuando tocaba, ganando los últimos partidos cuando las urgencias y los rivales presionaban.

Los goles son uno de los grandes argumentos para explicar el éxito del Girona. Con una de las mejores nóminas de delanteros de la categoría, el equipo acabará la temporada como el máximo goleador. A pesar de no ser el que menos goles encaja, la facilidad para ver la portería rival se ha traducido, en numerosas ocasiones, en puntos cuando el partido se jugaba al intercambio de golpes.

En el aspecto goleador destaca un futbolista por encima del resto. Samuele Longo, delantero italiano cedido por el Inter de Milán, ha sido el referente en ataque del Girona, por delante de futbolistas con el mismo peso en el equipo como Fran Sandaza o Cristian Portugués 'Portu'.

Jugador Partidos Goles
Samuele Longo 36 14
Fran Sandaza 33 9
'Portu' 40 8
Borja García 39 7
Rubén Alcaráz 24 6
Cuarto intento

La afición del Girona es quien más merece una alegría como esta. Los seguidores gerundenses celebran el ascenso y dejar atrás tres decepciones mayúsculas. El equipo, desde el 2013, lucha para dejar la Segunda División pero siempre, por una cosa u otra, se ha acabado quedando a las puertas.

El recuerdo de la temporada 2014/15 ya es menos pesado. El Girona ha superado una de las historias más increíbles del fútbol reciente. Y es que era virtualmente de Primera pero un gol del Lugo en el último minuto lo estropeó todo. Montilivi se hundió y la herida parecía tan profunda como imposible de cicatrizar. El club se repuso y un año después, el Osasuna, último rival del playoff, lo volvió a dejar con la miel en los labios.

A la cuarta va la vencida. Las derrotas han modelado el carácter de un equipo que ha conseguido situar la ciudad de Girona en el mapa del fútbol. Celebrarlo es una obligación.