Hansi Flick afronta un quebradero de cabeza de los que parecen un regalo, pero de los envenenados. Porque el técnico alemán del FC Barcelona tiene por fin a todos sus delanteros disponibles. Y eso, lejos de simplificar las cosas, ha desatado un dilema que afecta a cinco nombres de peso de cara al partido de este martes contra el Chelsea. Un dilema que condiciona el once, el vestuario y el equilibrio que tanto persigue el entrenador.
El primero en la lista es Lamine Yamal. Él no admite debate. Es la pieza fija, el talento diferencial y el futbolista que ha cambiado la forma de atacar del equipo. Flick lo sabe. El vestuario también. Y su rendimiento reciente, con asistencias decisivas, refuerza aún más su estatus. Pero incluso su caso tiene un matiz: será su primer partido oficial ante un rival inglés. Y su motivación está por las nubes. Un arma bendita… y también un factor que obliga a que el técnico organice el resto del ataque alrededor de él.
El problema que Flirck quería tener
Ahí empieza el conflicto real. La lucha por el ‘9’ está abierta entre Ferran Torres y Robert Lewandowski. El polaco aporta jerarquía, historia y una cifra demoledora: es el tercer máximo goleador de la Champions. Pero Ferran llega en un momento de forma brutal, con goles, confianza y la etiqueta de pichichi del equipo. Flick quiere premiar el rendimiento inmediato, pero tampoco quiere dejar fuera a su delantero más experimentado en un duelo grande. Y en el vestuario ya se nota la tensión deportiva entre ambos, limpia, profesional… pero muy real.
El tercer frente se abre en la banda izquierda. Marcus Rashford y Raphinha compiten por un puesto clave. El inglés viene de superar una gripe y su paso por Stamford Bridge con el United no siempre fue positivo, aunque allí firmó un doblete inolvidable. Raphinha, en cambio, vuelve de lesión. No está al cien por cien, pero Flick confía muchísimo en él. Sus números de la pasada campaña, con 57 acciones de gol, pesan como una losa difícil de ignorar. Cada uno ofrece algo distinto y cada elección implica un mensaje dentro del vestuario.
Obligado a tomar decisiones duras
El problema, en realidad, no es táctico. Es de gestión emocional. Porque todos quieren jugar. Todos se ven titulares. Lewandowski y Torres lo argumentan con números. Rashford, por su parte, considera que se ha ganado el con sus actuaciones en lo que va de temporada. Mientras que Raphinha opina que, aunque venga de lesión, acumula galones que el británico no tiene. Y Flick, que quiere evitar roces internos, sabe que cada decisión dejará fuera a jugadores con argumentos sólidos. Incluso los que parten con menos opciones, como Bardghji o algún canterano, observan de cerca cómo evoluciona este rompecabezas.
Con la visita a Londres en el horizonte, el técnico debe elegir bien. Debe combinar jerarquía, estado de forma, compatibilidades y el ambiente interno. Una decisión minuciosa. Una decisión que marca química, confianza… y resultados.
