El Barça vive un momento de eficacia ofensiva que, sin embargo, esconde una tensión creciente dentro del vestuario. Ante el Athletic de Bilbao, Ferran Torres firmó un doblete y Robert Lewandowski volvió a ver puerta con otro gol, confirmando que ambos atraviesan un momento dulce de cara al gol y que están en una forma excelente. Para Hansi Flick, eso debería ser una gran noticia… y lo es, en lo deportivo. Pero también ha creado un “bendito dilema” que se ha convertido en la raíz de un problema de convivencia dentro del equipo.

Y es que, pese a su buen momento, Ferran siente que su importancia dentro del grupo es mayor de lo que Flick le reconoce. El técnico alemán sigue considerándolo un jugador secundario, un recurso útil y valioso, pero claramente por detrás de Lewandowski, que continúa siendo el delantero titular y el líder indiscutible del ataque azulgrana. La vuelta del polaco a su mejor nivel y su capacidad para marcar diferencias ha devuelto al valenciano a un rol menos protagonista del que él esperaba.

Ferran no acepta su rol y el vestuario se resiente

Y aquí empieza el problema. Ferran está convencido de que se ha ganado la titularidad. Siente que su evolución, su compromiso y su impacto goleador deberían situarlo en un estatus superior, y que no recibe el reconocimiento que merece por parte de Flick. Esa sensación ha empezado a calar en su comportamiento diario, y algunos compañeros ya han notado un cambio en su actitud, que es más agia de lo habitual.

Ferran Torres Barca

Mientras tanto, en el vestuario la figura de Lewandowski sigue siendo intocable: líder respetado, profesional absoluto y un compañero muy apreciado por la plantilla. Pero Ferran, lejos de verlo como un referente, lo percibe como un rival directo cuya presencia frena sus aspiraciones. Ese choque de percepciones ha provocado ya varios roces menores en los entrenamientos, nada grave, pero sí lo suficiente para que el ambiente deje de ser tan armónico como hace apenas unas semanas.

Flick no piensa ceder y el club observa con preocupación

De este modo, Hansi Flick tiene muy claro que Ferran es importante, pero no imprescindible. Cree en él, confía en su aportación, pero no está dispuesto a tocar la jerarquía del equipo mientras Lewandowski mantenga su nivel. La prioridad del alemán es el equilibrio colectivo, no el ego individual.

Así pues, el club empieza a mirar de reojo la situación. La convivencia interna es clave y Flick necesita a Ferran centrado, no frustrado. El delantero debe decidir si acepta el desafío de convivir con la competencia —que hoy, paradójicamente, nace del buen momento goleador de ambos— o si se convierte en un problema mayor para un Barça que necesita unión y no tensiones internas.