La revolución silenciosa en el FC Barcelona tiene un nombre propio. Y ese nombre es Eric García. El defensa formado en La Masia, tantas veces discutido, a veces cedido, ha regresado para reclamar un sitio que muy pocos esperaban: el puesto de pivote titular, una posición que, hasta ahora, parecía reservada para Frenkie de Jong. Pero su última exhibición lo ha cambiado todo. Y lo ha cambiado de forma contundente.
Hansi Flick buscaba soluciones ante la suspensión de De Jong y la de Pedri. Necesitaba orden. Necesitaba equilibrio. Y decidió apostar por un plan atrevido ante el Athletic Club. Eric, recién recuperado de una fractura en el tabique nasal y protegido por una máscara, ocupó el centro del campo. La apuesta era arriesgada. Pero la respuesta fue espectacular. El Barça voló. Ganó 4-0. Y sobre todo, encontró un pivote que entiende el juego como pocos. Un jugador que, sin Pedri, fue capaz de dar sentido, ritmo y estructura a todo el equipo.
Eric García entiende mejor el juego que Frenkie de Jong
La actuación de Eric García dejó en evidencia un detalle incómodo para algunos: hoy por hoy, entiende mejor el oficio de mediocentro que Frenkie de Jong. El neerlandés tiene más técnica, sí. Más capacidad de conducción, también. Pero Eric domina la lectura. Domina el espacio. Domina algo que el Barça había perdido: la presión inteligente. Su adelantamiento constante en campo rival generó dos goles y recuperó un mecanismo básico de la pizarra de Flick, olvidado en el inicio de temporada: defender hacia delante, no hacia atrás.
Su influencia quedó clara desde el minuto 4. La presión conjunta con Gerard Martín provocó un error del Athletic. Lewandowski no perdonó. Pero la jugada que resume el partido fue el 3-0. Robo en zona peligrosa. Pase largo. Continuidad. Asistencia final. Y Fermín López marcando tras una pared deliciosa. Un gol construido desde la lectura brillante de un futbolista que, a sus 24 años, parece haber encontrado por fin su lugar.
Eric García activa el debate sobre quién debe ser el mediocentro defensivo
Mientras tanto, Frenkie sigue siendo el mismo jugador que deslumbra cuando conduce. El mismo que saca el balón entre centrales. El mismo que brilla cuando hay espacios y rivales de primer nivel. Pero también el mismo que sufre en las vigilancias. El mismo que reconoce que el equipo es “débil en las contras”. El mismo que, cuando baja demasiado, parte al Barça en dos.
Y ahí está la diferencia. Eric García no divide el equipo. Lo une. Quizás De Jong tiene más calidad técnica. Pero Eric entiende mejor el juego. Entiende que no debe bajar a recibir entre los centrales. Que estos ya tienen calidad suficiente para sacar el balón jugado. Y que hacerlo debilita la presencia del Barça en el centro del campo, permitiendo a los rivales presionar más arriba. De hecho, a Eric es al primero al que, cuando juega de central, molesta que De Jong baje hasta la defensa.
Así las cosas, el debate es inevitable. ¿Debe De Jong recuperar su lugar… o es Eric quien debe seguir formando parte del plan? Para muchos, la respuesta es clara. Eric no solo ha vuelto. Ha venido para quedarse. Otra cosa es Hansi Flick. El míster está enamorado de De Jong. Es su jugador fetiche. Su extensión en el terreno de juego. Y su titularidad es indiscutible para el técnico alemán. Al menos de momento…
