Si exceptuamos las conversaciones entre amigos, por lo general la comunicación humana se hace dentro de los parámetros de la corrección. Eso significa evitar decir palabras como colló 'cojón' (si es necesario hablar forzosamente del concepto en cuestión, como por ejemplo en una noticia en un canal de televisión, entonces se emplea la forma neutra: testicle 'testículo'). Por lo tanto, las personas esperamos que nuestro interlocutor, si no es una amistad muy próxima, no diga palabras de este tipo.

Sin embargo, esto funcionaría sin problemas... si no fuera porque la lengua a veces tiene retranca. Una vez, durante la semana santa de 1993, estando en Manacor (Mallorca), en la tienda de las perlas Majorica, escuché la conversación entre dos dependientas. Una dijo a la otra mientras yo estaba ante ellas: "M'apreten ses calces". Pensé: ¿cómo puede que esa muchacha diga tan tranquila, ante un cliente, un desconocido, que las bragas le ejercen una presión fuerte?

La respuesta es muy fácil. En Cataluña, la palabra calces se refiere a la prenda que cubre los genitales de una mujer (en castellano, bragas o pantaletas); pero en Mallorca designa la prenda que cubre las piernas de una mujer. De hecho, para esta segunda prenda, en Cataluña se utiliza el vocablo mitges (en castellano, medias). Así pues, la dependienta mallorquina estaba diciendo a su compañera que le ejercían una presión fuerte las prendas que le cubrían las piernas; y eso puede decirse ante un desconocido, porque no es algo tan extraño ni malsonante. Aquella moza seguramente no habría dicho nada ante un desconocido si tuviera que hablar de la excesiva presión que le haría la prenda que le cubre los genitales.

De casos así hay varios. Sin salir de Mallorca, tenemos que allí trempar significa 'aliñar', mientras que en Catalunya significa que el miembro viril se llena de sangre, se endurece y se pone derecho, generalmente a causa de una excitación sexual (en castellano, empalmar). Así, un catalán puede levantar las cejas si oye a alguien de Mallorca que dice que quiere trempar una ensalada de cebolla, tomate y pimiento verde. En todo caso, si alguna vez coméis trempó (que es escribe así, y de ningún modo trampó, como erróneamente hacen algunos), la ensalada típica mallorquina, ya sabéis por qué tiene esta denominación.

¡Ojo con el "fogó"!

Para un catalán, el fogó es el espacio de la cocina donde se encuentra la llama que permite cocer o calentar los alimentos (en castellano, fogón). El nombre viene de la presencia de fuego, pero también se puede decir fogons si es un electrodoméstico de inducción, aunque no haya llama alguna. Sin embargo, en otras zonas del dominio lingüístico el término fogó tiene otro significado...

El lexicógrafo alcoyano Eugeni S. Reig ha contado alguna vez una anécdota que le pasó a su abuela, cuando vivía en la masía del Olivar, en Barxell (ahora un barrio de Alcoi). Un catalán se dirigió hacia aquella masía y llevaba consigo una espiga de maíz. Pidió a la mujer de la masía si podía pasar esa espiga por el fogó; la idea era tostar la espiga y luego comérsela a mordiscos. Pero la situación que se generó fue surrealista, porque, para muchos valencianos, el fogó es... el ojete.